Roco, el cantante de La Maldita Vecindad, aprueba los calzoncillos de Peter Parker

Tal vez las sábanas estaban calientes y sudadas aquella mañana de un primero de enero. Tal vez. Eso sucede con cierta frecuencia en Lima. No es ilógico suponer que la noche anterior yo había bebido demás. Eso también solía pasar. No recuerdo bien con quién bebí ni qué bebí. No recuerdo los colores de los licores, o de las mezclas, nichts de nichts. Tal vez haya sido un trago barato, y tal vez éste haya sido compartido con mis amigos de la universidad, porque eso era parte de lo que yo también hacía cuando se terminaban los años y yo aún no cumplía los 20.

Pero sí recuerdo que fue una idea feroz la que me hizo levantarme de la cama, coger un cuaderno que estaba a la mano y garabatear un personaje. Le puse granos, le puse lentes oscuros, le puse una camiseta de franela roja que era la que yo más usaba por aquellos años, le puse chancabuques y así nació El hombre Pus. Después bosquejé historias que fueron quedando incompletas, después terminé una, conseguí colaboradores, amigos interesados en dibujar y salió Resina.

Había pasado otro año, las copias iban engrapadas y eran muy malas. En ese primer número había un chamán que fumaba hierba y un dragoncito que quemaba pajaritos con el aliento. Después hubo una edición mejorada, sin nombre en la tapa porque alguien olvidó ponerlo en la imprenta en que nos lo hicieron gratis (la imprenta de la aviación militar peruana, nada menos) y unos años después, yo ya estaba sentado en las escaleras del Centro Cultural de la Católica, afuera del auditorio donde anunciaban a los ganadores del concurso de Calandria, repartiendo la Resina 3.

Pasaron algunos meses, y allí estaba Roco, el gran vocalista de La Maldita Vecindad, agarrando la Resina con una sonrisa, tal vez pensando que el Hombre Araña en calzoncillos había encontrado sus cinco minutos de fama.

Y esa es la historia.

Alguna vez esta historieta se publicó en la revista Shock de Bogotá (lo ví años despúes, rebuscando en los archivos. No sé cómo no se metieron en problems con los derechos de autor) Alguna vez la mencionaron en un artículo de Somos, a propósito de la película cuyo estreno ya venía. Alguna vez alguien escribió una reseña sobre Coiman y  El Hombre Pus en la revista Caleta, que yo siempre leía; y este historietista apareció en una foto bastante posada en la revista Phantom y en el diario El Mundo. Todas ellas, publicaciones que no sobrevivieron al cambio de siglo.

Alguna vez fui Resina ¡Sí señor! Y mi amigo El Mudo–traidor en las canchas, buen amigo en su Volkswagen amarillo–salió por allí con una chispa de ingenio y le puso el subtítulo: «Historietas para mentes cochinas». Esta revista fue mejorada con el diseño de mi compadre Rafo y las fotografías inspiradas, tomadas sobre una banquita, en el concierto de Leuzemia en El Sargento, de mi amiga Anahí.

Acabo de encontrar esta foto y me ha hecho sonreír. Ya no soy tan resina ¡Qué cagada!