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The New York Street

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FILM

Straight Outta Compton: la película

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¿Qué hubieras hecho tú en una situación así?

 

Solo puedes imaginártelo porque no eres negro, no eres pobre, no empezaste allá abajo, en Compton, California. Jamás recibiste esa mano de tu madre que te volteó la cara, gritándote: “hice muchos sacrificios para sacar adelante a ti y a tu hermano y no voy a dejar que tú lo arruines todo”. Dr Dre en el piso, escuchando música: la música, la que te salva y te justifica. El dedo medio que se levanta en una canción: Fuck Tha Police.

 

Entonces ves la mirada de odio del joven Ice Cube ─y vas a entender el problema con los Oscar y la injusticia de que nadie pusiera entre los candidatos el nombre de O’Shea Jackson Jr., magnífico interpretando a su padre─entrando en el estudio, a seguir trabajando, a no darle ninguna importancia a ese hombre uniformado que se toma la libertad de tirarlo al piso, pararse sobre él, esposarlo y despreciarlo porque debe de ser un gangster, alguien que estorba. “Son artistas de rap” dice el manager judío y entonces aquello cobra sentido para el policía negro: “El rap no es arte”. 

 

Fuck the police coming straight from the underground

A young nigga got it bad cause I’m brown

And not the other color so police think

They have the authority to kill a minority

Fuck that shit, cause I ain’t the one

For a punk motherfucker with a badge and a gun

To be beating on, and thrown in jail

We can go toe to toe in the middle of a cell

Fucking with me cause I’m a teenager

With a little bit of gold and a pager

Searching my car, looking for the product

Thinking every nigga is selling narcotics.

 

Las letras que escribe Cube conectan con una inmensa mayoría que siente que el artista le está dando voz. Es como si ellos también dijeran: «Yo también tengo 18 años y así es mi mundo»

 

Straight outta Compton, another crazy ass nigga

More punks I smoke, yo, my rep gets bigger

I’m a bad motherfucker and you know this

But the pussy ass niggaz don’t show this

But I don’t give a fuck, I’ma make my snaps

If not from the records, from jackin the crops

Just like burglary, the definition is ‘jackin’

And when illegally armed it’s called ‘packin’

 

Este filme es la historia de unos muchachos que salieron de donde la opinión pública, la policía y el gobierno decían que no había salida. Un grupo de músicos que escaparon denunciando, desde un escenario, una sociedad que los juzgaba por no vivir en el barrio correcto. Rags to riches, dicen, pero el filme es más: es verle la cara al racismo, a la pobreza, a la ignorancia, al capitalismo, a la violencia, a la misoginia.

 

En ese camino viene  el intento por escenificar el caos y la violencia que siguieron a la absolución de los policías que golpearon en el piso a Rodney King. Era 1992 y cuando ardía L.A. se presagiaba el futuro de Ferguson, de Baltimore, de Chicago and many other places: Police brutality, lack of opportunities.

 

Y aquellas imágenes deben de aterrorizar aún a los miembros del NRA y a quienes siempre se imaginan que el mundo se va a acabar con una guerra entre zombies. Es una secuencia de escenas de magnífica composición cinematográfica con planos generales, paneos rápidos, cámaras en mano y acercamientos a pequeños detalles. Como esas pañoletas de dos colores que simbolizan a dos pandillas unidas contra la brutalidad policial. La cámara se mueve entre las calles y vemos el desastre, el descontrol, el rap escupido en imágenes: Esta es mi vida, acá en esta mierda vivo yo.

 

Necesitamos recordar Straight Outta Hampton cada vez que nos apuremos a juzgar el arte que nos acerca a una sociedad que de alguna otra manera no podríamos ver.

 

Como espectador, la película entrega lo que todos los amantes del cine queremos: 167 minutos de una historia con todos los ingredientes para volverla apasionante. Desde la secuencia con el tanque de la brigada antidrogas que arranca la pared de una casa en Compton hasta los excesos que terminan con Eazy-E muriendo de SIDA en el hospital. Desde la euforia de los conciertos y las giras pero también los desencuentros que ensucian la amistad por el dinero y el control sobre los derechos de su música (como en todo biopic que se respete).

 

El director F.Gary Gray (con la producción de Dr.Dre y de Ice Cube) pone en la pantalla una magnífica película filmada en las calles de Compton y L.A., con el apoyo de mucha gente convencida de que la historia de su juventud se ve retratada en las imágenes. Straight Outta Compton: un enorme filme acerca de la vida de un grupo de muchachos que vivieron una época determinada por las drogas, la pobreza y la violencia, que encontraron su destino en un escenario y que con su rebeldía y su ambición transformaron para siempre la historia de la música.

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Bernard Shaw & The 12 Monkeys. 3 de abril


Mrs. Warren le dice a su hija que le hable con respeto, pero el respeto se gana y la hija ha vivido toda su adolescencia internada en escuelas para aristócratas, lejos de su madre. Ha de ser un choque tremendo enterarse que Mrs. Warren regentea los burdeles de mayor prestigio en Europa. No sabe decirle el nombre de su padre, aunque podemos asumir que se trata del reverendo Gardener.

La joven Vivie reclama que la madre siempre ha podido decidir una carrera mejor, como si estuviera en sus manos, replica la madre. Y le cuenta la historia de su vida: de sus cuatro hermanas, dos eran feas. Las feas eran honestas porque no les quedaba otra cosa, entran a trabajar a una fábrica, el plomo las envenena y mueren jóvenes. Mrs. Warren y Liz, eran preciosas, tal vez porque su padre fue aristócrata bien alimentado. Ellas entienden que lo único que tienen para ofrecer es su cuerpo y se prostituyen, pero con una meta. Liz y Mrs. Warren son ahora dos damas respetables de Londres. Todos saben su pasado pero nadie quiere preguntar.

Vivie ha estudiado en las mejores escuelas inglesas pero no quiere seguir el camino que dicta su madre: casarse con un hombre rico, pasar a formar parte de la aburrida aristocracia. Bernard Shaw es el director de teatro que dejaba todas las indicaciones del mundo. Y gasta una gran fortuna intentando reformar el alfabeto y la gramática inglesa. Vano intento.

La peli de Gilliam: el ejército de los 12 monos. Los ojos del niño mirando su propia muerte. El argumento de una gran película a veces empieza en una gran imagen.¿A Bruce Willis se le puede respetar como actor? Sí, después de ver a los 12 monos. El actor que le dispara en las escena del aeropuerto relata asombrado ante la cámara: nadie antes que yo, ha matado a Bruce Willis en la pantalla. Y sujeta su arma con espanto, mientras Gilliam dirige al hamster que le malogra la escena bien programada de Willis desnudo inyectándose vitaminas en la sangre.

Me jode el sonido de la máquina pulidora y el olor de la bencina –acaban de barnizar la sala de la casa–. El armatoste destrozado de mi ropa, en pedazos, se va a la basura. El cuarto ahora luce mejor, con más espacio y nuevo lugar para la cama. Hizo calor el fin de semana, calor para andar en shorts y en polo. Sin embargo esta tarde han llovido perros y gatos y ha empezado nuevamente el frío. Stephanie me manda un mensaje: que se aburre en UN. Le respondo que estoy en casa ordenando y limpiando, pero para variar seguro que se demora cuatro días en contestar. Me ha dicho que cojea porque se ha lesionado, que casi le ponen una multa por levantar la pata sobre una banca en un parque.

Camilo insiste sobre ella, la librera con pinta de personaje de Clowes, le he dado el mejor consejo que se puede dar. No sé otro, tampoco soy un experto. Le he pasado un trapo limpio a todos los libros. Me gusta mi mini biblioteca, allí esta mi primera edición de Anecdotes of Destiny que tengo que leer. ¿Y tal vez volver a ver el Banquete de Babet? Y Paideia de Jager también espera. Y El Nacimiento de la Tragedia, de Nietzche. Ni qué decir de lo que tengo que leer para la maestría. Me ha llegado un mail de la doctora Cockram con lo que debo leer antes de empezar con el estudio de los Cantos de Pound. Hay muchachos, muchos libros que leer.

V for Vendetta

En el poema «Dover Beach», el poeta y ensayista británico Matthew Arnold, hace una comparación bellísima entre él, en la playa Dover de la costa inglesa, contemplando las luces de la costa francesa 18 millas hacia el sur; con el último ser humano en la historia que creyó en la existencia divina de los dioses griegos, en Zeus, Hera, Atenea.

Me imaginé una escena paralela: el último hombre que contemple una cruz con respeto, que levante los ojos al Cielo e imagine al Dios en el que creemos los cristianos. ¿En qué creemos hoy? La fe de Arnold no era la misma fe de los sacerdotes medievales a los que él visitó en los Alpes franceses -«hombres muertos en vida», dice de ellos-.

A pesar de todos los adelantos de la vida moderna y del pensamiento crítico, Arnold ve con pena la pérdida de la fe, esa corriente que le daba sentido a la existencia. ¿Cuál es es el sentido de la fe ahora? ¿La intolerancia? Matar en nombre de Dios debería ser castigado como el peor de los pecados, sin embargo, del otro lado del espectro político la perspectiva no es muy alentadora, ¿Qué hay de esos individuos que se aprovechan del miedo de las masas para gobernar, para recortar libertades y estupidizar al pueblo con el pretexto de la seguridad y la amenaza terrorista?

De eso trata V for Vendetta, una de las primeras novelas gráficas de Alan Moore (Watchmen), llevada al cine por los hermanos Wachowski. Hay que tener mucho miedo cuando las opciones totalitarias son las que ganan mayores simpatías: Hamas en Palestina, los fundamentalistas en Irán, en Irak, la derecha radical en Europa, Chávez en Venezuela, Humala en el Perú. La gente está dispuesta a darle su voto y su conciencia a los que les ofrezcan orden. La libertad total es una religión que ya pasó de moda, como la religión de los griegos. Ahora la religión es la de la libertad controlada, la de las masas sumisas y homogéneas, donde todo puede ser sacrificado si se trata del bienestar común.

Otros gobiernos van más allá -porque pueden darse ese lujo: atemorizan a la población utilizando los medios de comunicación masivos, fabrican evidencia y mienten descaradamente acerca de sus motivaciones hasta que el Congreso-asustado también-los autoriza a organizar una guerra preventiva. Tres años después comprobamos que son unos idiotas no unos visionarios y que algunos de ellos se llenaron de dinero ¿Alguien los juzgará?¿La historia? ¿O es que ya no es malo predicar y al mismo tiempo ser un hijo de puta (con perdón de las putas)?

Muy temprano, con el poder de la ley, he de desahuciarlos: 14 de marzo

 

 

karakter posterKarakter (1997) es un filme inolvidable. Cada personaje ha sido desarrollado hasta alcanzar gran altura y algunas de las escenas llegan a ser a nivel de cinematografia, memorables.

Vader, es el padre. La bronca entre Jakob y su padre cuando este le arroja una daga. La de la fiesta celebrando que se recibe de abogado. La de el joven Jakob acosado por el agente en la celda, cuando su padre lo niega. La escena en la azotea del estudio, su padre enfrentando al joven armado en la calleja, en el parque con su madre, la testarudez de la madre negándole la posibilidad del matrimonio al padre de Jakoba.

Si hay algo que lo estandariza a todos es su genialidad para ser testarudos e inquebrantables en sus decisiones. La pobre asistente, enamorada de Jakob, no tiene otro camino que retirarse de su vida y olvidarlo.

El amigo comunista es el que le da la noticia final: eres un capitalista. Y Vader muere con la daga en un suicidio perfecto.

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