T.S. Eliot. The Wasteland
Originally uploaded by Ulises Gonzales.

El titulo de hoy es tal vez una de las mejores lineas del poema: The Waste Land. Tras describir lo que ha de pasar si hubiera agua y piedras, o agua sola, o un charco de agua entre las piedras, y reflejar el sonido del agua cayendo, Eliot nos reitera la naturaleza estéril de esta tierra baldía: «Pero no hay agua».

Camilo explica el poema: todas las ascepciones, las fuentes, lo que significan esos cuatro versículos de lenguaje coloquial en los que beben todos los poemas de Cisneros, de Hora Zero, toda la escuela peruana a partir de los 70s; la presencia del rey pescador, el mito de la rama dorada, el descenso a los círculos del Infierno de Dante, a donde parecen ir todos los intelectuales que se precien (Recuerdo que en una entrevista, Borges hace memoria y dice que para ponerle el nombre a su revista, dijo, «veamos cuál es el círculo donde se quemaban  los asesinos, y dio la casualidad que era el séptimo, inigualable para un nombre: El séptimo círculo).

Y otra vez Eliot menciona en sus notas a La rama dorada y al Ritual to Romance, dos libros trascendentes, los mismos que Kurtz lee cuando llega el asesino, Martin Sheen, enviado por el alto mando yanqui para asesinarlo en la selva camboyana en Apocalypsis Now. Todo se desbarata para Eliot , cuenta Camilo, al encontrar los versos de Saint John Perse, el Anábasis que Hinostroza–en una imagen muy poderosa–recitaba mientras pateaba la arena de la Costa Verde. Eliot traduce Anábasis dos veces en su vida, lo único que se dio el trabajo de traducir en dos ocasiones, asombrado al no encontrar otro poema a la misma altura del de Saint John Perse.

Mi descubrimiento literario de hoy se llama The Essay on Criticism de Alexander Pope.