La voz es distinta, ronquita. Me gusta como suena mientras converso con la chola que me pregunta si he chupado. Claro, pero la ronquera ya se venia venir, no necesitaba ayuda de ninguna botella. Me he levantado a buscar material en Internet sobre comics. He entrado a la web de las bibliotecas públicas y he encontrado una ruma de libros en los estantes de la central, la que queda a diez minutos caminando de mi casa. Conversaba antes de entrar con Jessica, apoyado contra la pared de la biblioteca. La cholita me ha hecho acordar del Super Bowl y hemos sellado la apuesta sin sangre pero con letras…Me ha explicado como fue la primera visita de su mami a la quimoterapia. Va a tener que apretar las ampolletas siete veces cada dos semanas. En la sala de lecturaa, trato de mantener la boca cerrada mientras toso. Todo el mundo ha llamado mientras hojeaba y copiaba el libro de Will Eisner: Historia de los inicios, conceptos basicos, perspectiva, paneles, cuadros. Termino e intento almorzar algo antes de partir para Barbes pero es feo comer a la volada y mucho peor la adictiva sopa Ramen con sabor picante…Barbes es un bar con cierto look independiente, pero estaba de bote a bote esta noche. Tocaba Rat Cat Hogan, la banda de Clayton (o Herbert) que ha llegado apurado desde Seattle para tomar otra vez el cuidado del apasionado Juan Carlos.
El BARbes esta lleno. Para celebrar y recibir el santo con Alejandra, nos movemos hasta el Bitter Sugar en la 9na con la 16. Entonces una chica me dice que si quiero saber de comics la contacte a Jessica Abel, que vive por el barrio y es asidua del bar. Nos hemos tomado esas fotos de cabina. En la ultima, el acaparador ha sacado la lengua y la cara de Marc ha desaparecido.
Aparte de las canciones llenas de nostalgia del nuevo album de Rat Cat («We’re bicoastal»), las fotos y la cerveza Guiness –un lujo diminuto antes de irme a dormir– fueron lo mejor de la noche. Cullen dice que quiere dormir, yo tengo la garganta destrozada, quiero cerrar la boca por un rato… Alejandra se va caminando a casa, Camilo toma el F hasta Jamaica y yo me bajo en Jay Street. Y la vida prosigue…