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The New York Street

Un blog lleno de historias

mes

marzo 2005

Es la noche de las vírgenes suicidas. 30 de marzo

 

virgenes suicidas

No se me puede culpar de desear a Lux. Quién no lo haría.

Claro que los que me conocen, saben que nunca la dejaría dormida en el campo, nunca me iría vagando y desconcertado en la madrugada. Es que no se puede vivir con la culpa tan grande de una muerte como aquella.

William Blake despide inocencia en sus Cantos, luego suda experiencia. Pero no sabe nada usted caballero Bloom. He terminado casi como un golpe La Odisea, y he parido este «Autor de dos poemas», que no he escrito, pero que ha de salir sobre los restos de las cinco hijas de la calle de Michigan. Con las letras de los títulos que parecen sacadas del American Splendor, como un comic, las cinco hijas de los Lambois, de Woods y Turner. Su cruz, como la cruz del padre de Alexander -si supiera Cristo todos los pecados que cometen sus Pedros favoritos-, si supiera que no una sino quinientos veces lo traicionan y que esos hijos, testigos de la Iglesia represora han aprendido a hacer cine, han aprendido a vengarse de las manos salvajes que los castigaban injustamente en el colegio y en la casa.

«No me dejes de mirar, espera a mis hermanas». Descuelga a la menor de ese poste, rescata a Lux del gas del auto, con el tanque lleno para llegar hasta California, recuerda cómo hace el amor por las madrugadas, como una gata sobre el tejado de la casa vigilada. Deja una clave en morse para que la lean los vecinos a la medianoche.

Ten piedad de los asistentes a la sala, no sea que Hermes jale tu pata y te lleve hasta el Hades como a los pretendientes, o que llegue Odiseo cubierto de andrajos y traspase tu cuello con sus flechas.

Que el porquerizo ayude a morir a los que han inflamado de rabia al ingenioso Laertiada, que salgan como en el reino de los anillos, los tres de la misma casta: abuelo Laertes , nieto Telémaco y padre Odiseo, a defender la voluntad de Zeus.

No me maten al rey, que se lo lleven los negros bajeles y su cuerpo lo tiren al fuego y que honren con un túmulo su memoria. Las cinco hijas respiran mejor, sosegadas. Y la princesa de los feacios, la hija del rey que ordenara a los marinos que conduzcan al Laertiada es la que escribe La Odisea, pues el anciano de los harapos, la ha educado ya en el arte de las coplas heróicas.

Martes 29 de marzo.

Para empezar a leer La divina comedia primero tengo que leer una serie casi interminable de libros, lo cual aplaza mucho la lectura. El restaurante de comida tailandesa ha estado a pedir de boca. Por la tarde he tratado de terminar mi statement para entregar los papeles para los estudios de postgrado, pero no he podido. Felizmente lo encuentro a O’Hanlon que me hace muchas correcciones al texto. Camilo me hace una definitiva.

Los de Netflix dicen que para el jueves llega la peli de Pontecorvo, La batalla de Algers. En Strand nos cierran la puerta pero igual pido tomar un smoothie en Cosi, cerca de Union Square ¿Qué es de la vida de La Roja? Camilo lee mi carta desde California y me pide que por favor me olvide de Jessica. La carta ha sido preciosa. Cosas de la vida: cuando termina de contarme la Carmeniada─es decir toda la tragedia de la gordita Carmen, con llamada a Constanza incluida y con Lerner de testigo─aparece Paloma, que era casi como me la imaginaba. No es fea, pero tampoco nada extraordinario.

Bueno, Camilo te diría que lee griego antiguo, que no hay que negar que en muchos casos─en el caso de Camilo mucho más─es un tremendo plus. Pero descarada: se encuentra con su enamorado en el Graduate Center. Esa es la gota que ha de rebalsar el vaso. Camilo no quiere seguir leyendo el Perramus (una gran obra literaria surgida de la dictadura argentina) y opta por la graciosa retirada.

Como dije, el restaurante tailandés esta bueno (en la calle 3). Strand nos cierra la puerta en la cara. Camilo me habla de los mitos griegos. Me han impresionado sobre todo los que hablan de Agamenón, buscando a Aquiles y a Odiseo para embarcarlos hacia Troya. Al parecer ninguno quiere ir, pero Odiseo tiene que hacerlo de mala gana cuando Agamenón descubre que su estratagema de sembrar sal para hacerse pasar por loco no le impide ver el amor por su hijo Telémaco (que acaba de nacer). Aquiles es escondido por su padre y un rey lo disfraza para que se confunda con sus hijas. Odiseo trama el truco perfecto y Aquiles se lanza entre las mujeres a recoger la espada. Es el gran descubrimiento.

Mencionamos a Don Lucanor, del Infante Juan Manuel. Seguimos merodeando por la idea preclara del Lunarejo. Siento como si yo hubiese sido el que ha perdido sus escritos. No puedo concebir que le quemaran los poemas eróticos. Y que no se haya editado el Apologetico en castellano. Qué desvergüenza.

La lluvia atiende los lunes. 28 de marzo

La lluvia empieza a caer persistentemente desde la noche y no se ha detenido todo el domingo. Szidonia ha llegado a encontrarnos, degustando un spaghetti a la carbonara delicioso en la esquina de McDougal. Szidonia nos ha esperado en el Starbucks y hemos marchado con los paraguas rotosos hasta el Angelika para ver a Clint Eastwood y a Hillary Swank.

Agradezco que nadie me contara el argumento, pues de este modo el giro de la historia es sorprendente, triste. Szidonia ha salido llorando y Camilo haciendo miles de preguntas. Claro, no ha entendido nada. Recuerdo cuando fui a ver Sexy Beast en el Lowes de Times Square. Casi lo mismo. El lenguaje es complicado y el acento del sur. Pido un té al regresar al Starbucks, nadie ha querido seguir caminando, la lluvia ha persistido en su encanto y nos ha mojado a todos de regreso.

A la vuelta a Brooklyn, en el D, comienza a llover con fuerza. Interminable. Sigo leyendo La Odisea y ya estoy pensando en lo que voy a seguir. Camilo sugiere que las tragedias griegas, que no me meta con La Divina Comedia. El cuento final del Hacedor es genial. Borges se desdobla en dos personas, el yo y Borges, y ninguno sabe quién trabaja para el otro. Al momento de soltar la pluma el cuento lo puede haber escrito cualquiera de los dos Borges.

Coincido en que estamos regresando al tiempo en que leer al ciego de Buenos Aires era un secreto, una clave compartida.

Regresamos al hoyo 19. 27 de marzo

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El tren sale a las 8 y aparece pasadas las 10 en el terminal de White Plains. Oscuro el domingo de Easter.

Arranca el auto y llegamos pasadas las 10:20. No hay nadie. El almuerzo es delicioso, no tanto la idea de regresar a la rutina de los fines de semana. Sean LaTella se ha propuesto campeonar esta temporada, Mr. Mahonec ha vuelto con su ex enamorada, la hija de los Hanrahan ha crecido mucho en tan pocos meses. Dyanna ha engordado un poco y sigue viniendo con el lompa negro al cuete. Marcelino dice que quiere invertir en comprarse un negocio u otra casa. Eduardo sigue gritando en lugar de conversar y diciendo volver pa’tras en lugar de regresar.

No me ha gustado volver a ver Knollwood, tal vez porque el césped ha quedado amarillo, o blanco, muerto, porque no hace suficiente calor para salir sin abrigarse, porque queda lejos, porque los mismos temas de siempre. No hay tema.

Regresa el tren muy tarde pero llego a alcanzar a Mina y a Elisa en el restaurante indio. No alcanza para comer pero Elisa me prepara un plato delicioso de quinua, que repito. Mina me invita a Valencia cuando yo quiera, asegura que las paellas «HAY QUE comerlas en Valencia«, que el agua y la forma de prepararlas no se comparan con nada. Ha prometido mandarme un disco de flamenco y una de la Kroll que a ella le encanta.

Elisa dice que prepara su cena el jueves y que espera que lleguemos con una botella para el pisco sour. Camino hasta el G y tomo el tren a casa. No hace tanto frio. Szidonia me ha preguntado si vamos a ir de todas maneras al Met y luego a pasear por el puente de Brooklyn. Yo comienzo a sospechar que los lunes el Met sigue cerrado y dicen que llueve todo el lunes.

 

Fanny och Alexander. 26 de marzo

 

fannyandalexander

Auerbach’s book on one hand
The keys of the kingdom on the other.

If the devil comes
I’d show him the book.

The West to the front
and to the side
these magnificent, invisible
mountains of New York

He escrito esto regresando del correo, apurado sobre cualquier papel. Auerbach es el maestro del criticismo, las llaves del reino de la crítica literaria. El oeste es interpretado de acuerdo a estos preceptos. Lo de las montañas de Nueva York, es mi homenaje personal a los poemas de Li Po.

Este es el primer poema de un libro que se llama Distractions. El segundo poema comienza:

With an inmense debt
Carl farts on the staircase.
Granny shows him the paper:
37,000 krones.

Alexander looks to the cloud on the horizon
Show me how to do it, he says.
Trying to go back. Impossible. The farts
don’t show how to pay debts
and Zeus won’t be offended by them.

If he exists is a piece of shit,
and I’d kick his ass. That’s offensive.
Burnt, as in the seventh circle. His hands.
The horror in his eyes.
Alexander, don’t go back.
Zeus doesn’t exist,
He says. Alexander agree.
That’s the whole magic of the lantern.

Este poema, obviamente, ha sido inspirado por una de las mejores películas que he visto. Fanny and Alexander. Tal vez sea la obra maestra de Bergman. La escena final alude a la teoría platónica del tiempo circular: El tiempo no existe, se pueden hacer dos cosas en un mismo tiempo, dos cosas a la vez. Hemos llegado a donde debimos de estar al principio.

El decorado de la película es fabuloso. La música de Schubert al principio del filme. La textura de la nieve bajo los cascos de los caballos. La luz en la oscuridad, la linterna mágica. Los pechos de Maj, la barba de Gustav, la cólera del arzobispo, la bondad en los ojos de la madre, de Helena, el judío. El amor como una moraleja pues el tiempo no lo ha hecho quebrantar.

Y si de corazones rotos hablamos, pasemos a Donne y a la carta a la hebrea colorada.

Williamsburg de fiesta. 25 de marzo

Cartel de la película Fall of Fujimori, presentda en el Film Forum de Manhattan
Cartel de la película Fall of Fujimori, presentada en el Film Forum de Manhattan

Necesitamos la ayuda de un cuerpo de paz.

La historia viene como sigue: este es un gran edificio, donde yo trabajo, en uno de los pisos superiores, funciona el Banco Latino, donde trabaja Pilar, la que se casa con Diego Rebagliti, el futbolista de Cristal. En el Banco Latino acaban de inaugurar una nueva ducha, con la tina tipo griega.

Subo hasta la tina griega para mear. Y el sonido del agua pasando, como si fuera un water gigantesco, es aterrador. En el piso de abajo, Ricardo Cebrecos se queja del auto nuevo de Pilar. Un carrazo. Yo le digo que pues, no la envidie tanto. Recuerdo algo del edificio, como una de las torres donde queda el Swiss Hotel en San Isidro.

Lo mejor de la fiesta de Elisa ha sido el exceso de cerveza, de trago y de comida. Y la samba de enredos, con la que hemos comenzado a poner la fiesta. Luego he tratado de mantener el clima festivo, pero sobre las tres creo que ya nadie jalaba para el baile. La chilena era la mejor animada para el baile. Y se negaba a escuchar cosas malas de la tierra de su amiga Laura. Le encantaba Machu Picchu. Recuerdo con extrema vergüenza haberle besado la espalda a la mexicana. Bueno, no era solo yo, sino los tres, con el pintor y el poeta. Y celebrando el lanzamiento de Casa Tomada, la buena ventura de Manuel Tiberio, el fin de la fiesta, abrimos los pies al punto final. Podemos seguir diciendo que todo sigue en manos del destino. Se asoma Morfeo, me tiendo sobre el mueble de la sala. Casi no queda nadie. La piel de los hombros de ella es suave, como sus trenzas, suave y caliente.

Respiro hondo, vuelvo a tenderme en el abismo, descalzo. Espero que no haga frio.

Con Szidonia en el Speedy: 24 de marzo

Herald Square, Midtown Manhattan
Herald Square, Midtown Manhattan

El Speedy es una esquina tranquila, con ventana a Herald Square. Szidonia nació en Rumania pero sus padres son húngaros y por lo tanto considera ésa como su primera lengua. La idea era tomarnos un café y charlar un poco. La charla felizmente ha sido muy interesante y la hemos prolongado con un largo paseo hasta la parada de West 4 y el mismo tren hacia Brooklyn. Su madre le escribe cartas de amor a las flores. Szidonia dicta tres clases en BMCC, y espera que la contraten en el departmento de inglés en Lehman, este verano. Dice que le gusta la idea que yo sea su maestro de tennis, y que una vez que los dos tengamos tiempo podemos cruzar el Hudson a nado. Nunca ha ido a ver la fiesta del árbol de las cerezas en el Brooklyn Botanical Garden, ni ha celebrado el ritual del picnic sobre el parque central ni las visitas al paisaje del lago en Prospect Park.
En fin que ha sido una tarde muy grata. He empezado a leer La Odisea y ya he pasado la parte en que el hijo de Odiseo relata sus desventuras a Menelao y recibe nuevas sobre su padre. En mi vuelta por el Barnes and Noble he conseguido el Museo, escrito a dos manos entre Borges y Bioy Casares, y tras la vueltecita por Strand, el librito que hace una semana quise comprarme, y no lo hice, -felizmente pues ahora he pagado la mitad del precio-, sobre los tesoros encontrados en las excavaciones de Troya. He terminado Pride and Prejudice antes de encontrarme con Szidonia y he quedado satisfecho con el final de telenovela. Austen cumple 21 poco antes de terminarla. Ame cumple 33 el 10 de Abril y Ivy en estos momentos de debe estar yendo si ya no se fue, por la base 4.
Me dicen todos en Lima que se van a Tanaka. A Caro se le escucha tranquila, pero me imagino que le duele mucho. Paloma dice que no me preocupe de nada, que lo deje todo en sus manos… Todos esperan que se duche Nicolás, todo sigue igual, como en los viejos tiempos.

José Watanabe: El guardian del hielo

El poeta José Watanabe, autor de El Guardián de hielo

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He viajado hasta el continente de Mamaroneck, apedreado por el granizo diminuto, por la temperatura rozando el          cero. Mi primo abre media docena de cervezas y el sabor de la cebada ataranta el clima de mierda. Los libros de Lima han llegado mojados pero el alma de los versos del Guardián del hielo de Watanabe ha permanecido intacta. En el camino de regreso, abro las primeras paginas de Loayza, de su breve antologia y disfruto con su prosa sencilla y directa. El primero es sobre las andanzas del Inca Garcilaso, heredero de incas y de nobles peninsulares, cuatro decadas alejado de su patria, para educarse en las bibliotecas de Europa y regresar y antologar los recuerdos recontados por su madre y sus criados, para criticar el olvido antojado de los invasores, para antojarse heredero principal del quechua y elegido para multiplicar la historia y las costumbres del imperio avasallado. Loayza escribe concisamente, sus notas son exactas, no hay excesos, no hay datos que no sean bienvenidos en su discurso. Lo mismo pasa con el texto sobre El Lunarejo, el primer indio en traducir Virgilio al quechua (texto que se ha perdido) y en cobrarle la revanca a un literato europeo, respondiendo en su Apologético a Luis de Gongora, venciendo mediante su irrepochable pluma.
Del Lunarejo dicen que los nobles se levantaban con el pan para coger los mejores asientos de la iglesia, que sus sermones son lo mas precioso de aquel siglo de choques y de destierros, que sus diatribas contra la gula iban sazonadas de imagenes tan precisas, tan nitidas, tan hermosas, que invitaban a cometer los mismos pecados que su voz condenaba.
Camilo dice que a ordenes suyas se incendiaron a su muerte todos sus poemas eroticos. Y aquella tal vez sea la perdida mayor de la literatura peruana de los siglos posteriores al descubrimiento.
Loayza es lector avido de James y de los ingleses. En su estudio de abogados pronto empezaron a faltar los folios y a sobrar los libros de literatura olvidados en los cajones de los negocios. Borges es el unico escritor americano con el que se le puede comparar. Y sus meciones al Perú son estudiadas, placenteras y esplendidas.
En el graduate Center he impreso el Peruvianorum Fragmenta de Santiago del Prado, publicado en el numero 44 de Hueso Húmero. Me he cagado de la risa tomando un panini con mozarella en el Esperanto, en el East Village, calle McDougal. Estaba muy rico y la lectura muy sabrosa. Pasaba deliciosa con el smoothie de fresas.

Hablemos de Crumb, maestro del Comix, 22 de marzo

 

Al final de laclase Linda se ha acercado a comentar sobre lo que la ha impresionado del filme sobre Crumb. La historia de los tres hermanos, cada uno, a su manera, sexualmente reprimido, retardados en varios sentidos, desde la permanente vida en casa de la madre, hasta su incapacidad total para relacionarse con otros. De acuerdo a Charles Crumb, la humanidad, no sirve para nada. Me imagino a Swift diciendo algo similar. Claro que iba a ser complicado que los amigos de la escuela lo acepten si el tipo se alucinaba el pirata de la isla del Tesoro y andaba por el pueblo con su pata de palo amarrada. Los entiendo. A esa edad se suele ser cruel. El club de los comics funcionaba y toda la familia era parte de la empresa. De ese tiempo subsisten algunos comics originales. Lo que lo salva a Robert Crumb, es que se percata en la adolescencia que no contaba con ninguna posibilidad de transformarse en un tipo normal. Y se obsesiona con la idea de pasar a la posterioridad como artista. Y eso lo salva. Crumb escribe en comics la vida de Boswell, el que sigue al Dr. Johnson por todos lados y escribe el famoso libro sobre la vida de Johnson. Dibuja una fabulosa histtoria sobre el blues en los Estados Unidos. Dibuja a Mr. Natural, crea y asesina al gato Fritz, y sigue diciendo mucho tiempo luego del LSD, la contracultura, los hippies y de los bien intencionados consejos de Janis Joplin (deja que te crezca el pelo si quieres tirarte chicas): Keep on Truckin’.
Terminada la clase de comics, previo 4 y 6 hasta el Astor Place, en el Sushi Park del East Village, el maestro Camilo Torres sazona el wasabi con sillau y la sopa misu, con una clase magistral sobre el alfabeto heleno. Escribo mis primeras palabras en heleno antiguo: Epos, Odiseus, Ilias, Anthros, Polis, Anthropos, Katarsis, Logos (razon), Kakos (feo), Kalatos kai Agatos (lo bueno y lo bello), Andros (macho), Poiesis (poesia), Arete, Hemera (dia), biblos, philosophia (amor a la sabiduria), mimesis (imitacion) y creo que la mas bella de todas: Anthos: FLOR. De donde deriva el nombre de Antologia, las mejores flores.

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