>

Se llama teatro P.I.T. (People Improvisation Theatre) y funciona al lado de la 7ma, en la calle 29. El barbudo Ali (la i acentuada) nos explica que el secreto consiste en dejar de lado las respuestas negativas y los cuestionamientos. En el teatro improvisado no se puede cuestionar nada, hay que ir a enfrentar el hecho, y que salga lo que salga. Nos ha invitado Chris, que como bien dice Herbert, al que encontramos saliendo del Cervantes luego de ver un filme de Saura, es como el padrino de los chicos aprendices. En todo caso, si no es muy mayor que ellos ,el cabello gris le otorga cierto respeto. Camilo se ha sentido un poco decepcionado porque la jornada con pisco del fin de semana parece que tiene que postergarse. No lo culpo a Chris, al parecer no se ha enterado que han dispuesto de su departamento sin preguntarle. Pero a Camilo lo persigue el desencanto desde el amanecer. Para empezar la rumana no ha llegado a su cita. Carmen tampoco, y ellas eran las invitadas de honor al programa de Saura. El almuerzo con Constanza tampoco ha sido muy provechoso. Ella persiste en conversar sobre calificaciones y profesores y esquiva el tema esencial de la literatura. Es bonita, habla como Lula y me parece que tiene los mismos defectos de ella. Claro que maneja, igual que Lula, una linda vista desde el Este. El restaurante coreano tampoco ha sido de nuestro gusto. La sopa estaba demasiado cargada de esos pendones blancos y sosos. La carne escasea y abunda el agua. Y para terminar, la nota con Gregory Rabassa, el traductor de Cortazar, Vargas Llosa y Gabo (su epopeya de Macondo le ha valido varios premios), aparte de compartir una jugosa historia sobre El Comercio en un vuelo al Cuzco con olor a flatulencia, y sus memorias del autor de Rayuela escuchando jazz a su lado en los cuartos de su residencia en los Hamptons, no ha satisfecho a nadie. Especulo que a Rabassa no le gusta la pompa literaria, que se cuida mucho de polemizar y de enfrentar ante nadie su postura de lector amable. No ha querido hacer referencias a la decadencia del Boom ni se ha arriesgado a darnos nombres de autores recientes. El tema de su tesis ha dejado a Camilo confundido, aunque sospecho que mucho menos que la ausencia de Zsidonia, la rumana bonita.
He regresado a Lehman para despachar dos versiones de las tarjetas de Sociedad Latina. He devuelto el equipo de Carney pero no he podido cerciorarme de la calidad de las fotos. Tal vez tenga que visitar Queens College para fotografiar a Rabassa de nuevo.
He improvisado unas cervezas en un pub cerca del Madison Square Garden. Hay que mantener las ganas e intentar animar un poco la fiesta. La mejor moraleja del PIT es que somos lo que somos y debemos adaptarnos a las circunstancias, esa lucha al final, bien mirada, puede resultar incluso entretenida. Como los devaneos de Vicino elucubrando sobre la posibilidad de Maerbele engendrando al futuro duque de Bomarzo, como las Vidas Imaginarias que Marcel Schwob plantea y que Borges elogia en estos textos escogidos que me he llevado del Cervantes para la casa. Debo agregar que ya no se siente tanto el hielo y que mi garganta a pesar de la carraspera, parece estar mucho mejor. Debo agradecer al Dayflu que me ha mandado Carolina. Desde la calle Nueva York: muchas gracias.