Ayer, 21 de marzo, en la página editorial del New York Times , Marie Arana escribió un artículo acerca de las desigualdades sociales en el Perú («The Peru kids left behind by the Boom»). Tal vez resulta ocioso insistir en este tema. Sin embargo, me es imposible evitar la tentación de insistir –machacar, refregar, llámenlo como quieran– sobre el problema más urgente de nuestro país .
Si bien la economía sigue creciendo («booming», escribe Arana) este crecimiento ha beneficiado mayormente a Lima, pues para los 20 millones de peruanos que no son limeños, la falta de oportunidades aún es un problema grave.
¿Vamos a hacer algo para cambiarlo? Me parece que el gran atractivo que tenía la elección de Ollanta Humala, era la posibilidad de que se invirtiera la riqueza en programas de desarrollo a largo plazo, entre la población más vulnerable y en múltiples regiones del país.
En 2008, mi regreso a Perú después de 8 años, la gente de los lugares que visité me hizo notar que cerca de la próspera ciudad del Cuzco o de la floreciente costa piurana, una parte significtiva de la población aún vive en extrema pobreza, no tiene acceso a una buena educación y depende de ingresos mínimos e informales para subsistir.
En la misma Lima, cerca del cerro El Agustino, un tío sacerdote, comprometido en una misión jesuita, me señaló las disparidades entre la Lima floreciente y la gris realidad de sus parrroquianos.
Somos una sociedad injusta, pero la percepción era que avanzábamos para olvidarnos de ella ¿Hemos aprendido la lección?¿La mezcla racial, de la cual nos enorgullecemos, nos solidarizará con quienes aún tienen muy poco, o la vida limeña –con su cada vez más bulliciosa economía, oportunidades de inversión y oferta cultural– nos volverá insensibles a las carencias de quienes viven muy cerca de nuestras casas?
La bonanza económica no durará para siempre. El dinero debería generar desarrollo sostenible. Hoy hay más programas de apoyo social; el gobierno y la empresa privada parecen trabajar en esa dirección. Sólo me preocupa que no se haga lo suficiente, que estemos dejando para después un tema que necesita solucionarse ahora.
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