
El documental Choleando, iluminador reportaje, es una entrada feliz y necesaria para quien esté interesado en la identidad peruana.
«En el Perú hay mucho racismo» concluye una reportera, tras sus entrevistas en la calle. A quienes nos toca el tema, nos ha bastado la observación empírica (reforzada por el testimonio de una reportera de Media Networks para quien sus órdenes siempre eran: «que no salgan marrones») para decir lo mismo.
Sin embargo, uno de los entrevistados reclama: «No hay racismo porque las razas no existen».
En ese momento, Choleando investiga–en la sociología, la lingüística, la psicología–para explicar el «racismo» desde la razón. Porque el «choleo» es tal vez un problema más grande que el de las supuestas razas.
Las razas no existen. Son construcciones mentales, basadas en apariencias, con el objetivo de incluirnos en un grupo y excluirnos de otro. La belleza no tiene que ver con los fenotipos: nos lo dice un cirujano plástico, que nos explica las milenarias fórmulas de la estética griega o renacentista; y nos lo confirma un brichero y una brichera que atestiguan que a los hombres y mujeres blancas que llegan en manadas al Cuzco les aloca el color de piel cholo, el olor cholo, el cabello cholo.
Una italiana sufre porque la piropean «como si fuera un perro» en las calles limeñas; una peruana negra nos dice que está cansada de que la crean jamaiquina o cubana; una congresista puneña nos explica que nadie le hace caso en la cola de los hospitales, que la ningunean mientras dejan pasar a otras mujeres que lucen occidentales.
Si bien reconocernos parte de un grupo y ponerle a otro grupo características negativas basadas en sus rasgos físicos, es una tendencia humana; las leyes tienen que evitar que se discrimine y se ofenda con impunidad.
Choleando conversa con un ejecutivo del INDECOPI (del área de protección al consumidor) Enseña los videos difundidos por el programa Panorama, a la entrada de la discoteca Café del Mar, de propiedad del jugador del Bayern Munich Claudio Pizarro; donde los porteros niegan el ingreso a una pareja de resgos mestizos; mientras dejan ingresar a otra de rasgos caucásicos. Café del Mar fue clausurada por seis meses y multada–por ser reincidente–por 241,500 soles (US$93,000).
El racismo es una forma de discriminación asentada en sociedades estamentales. El racismo es ignorancia; y es también un esfuerzo desesperado por impedir la movilidad social.
Choleando concluye que el racismo está en retirada en el Perú. Poco a poco, el éxito de individuos de raza mestiza hace que las voces «racistas» se apaguen. Hoy, por fin, quienes sufren la discriminación sienten que la justicia está de su lado.
Se podría acelerar el proceso de eliminación de esta torpe herramienta de control social: denunciándolo. También invirtiendo en infraestructura educativa y luchando contra conductas racistas que llevamos incorporadas en nuestra personalidad.
Los desastrosos videos de Alan García, usando en sus discursos la variada gama de sus estereotipos sobre los seres humanos de los Andes, de Europa y del África; es una muestra perfecta del racismo manifestado sin ningún autocontrol.
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