The Wild Bunch
Una de las escenas más famosas de la historia del cine, improvisada por los actores de Peckinpah: The Wild Bunch

 

En el pueblo de Parras, en la frontera mexicana con los Estados Unidos, Sam Peckinpah empieza a filmar La Pandilla Salvaje, con un grupo de actores de primer nivel entre los que destaca William Holden, Ernest Borgnine y el Indio Emilio Fernández.

Es luego de conversar con Don Emilio y escuchar sus reacciones ante las primeras escenas, que Peckinpah escucha la brillante secuencia de los escorpiones devorados por las hormigas de labios del actor mexicano. Algo como eso ha de ser el final de la pandilla, estos bandidos cuya única ley es la supervivencia para el robo. Que sin embargo luego matan por el honor de un amigo y mueren entre el estruendo de la primera ametralladora mexicana y las balas de los soldados de Mapache.

Otras escenas memorables –incluyendo la legendaria caminata de los 4 desde el burdel hasta la casa donde se hospeda Mapache–, son las escenas del asalto del tren, que desenganchan sin que los caza recompensas lo perciban, la fiesta en el pueblo y el agujereo de los toneles de vino para que se duchen ellos y las mujeres, la voladura del puente, el arrastre del bandido mexicano por el General Mapache, subido a su nuevo convertible rojo.

Los ojos de Holden, el viejo y acabado cuatrero que solo quiere un gran asalto para retirarse, la sonrisa de Borgnine, que parece ha de ser dejado a los buitres tras la batalla final, en la que Pyke asesina desnfrenadamente con esta horrible ametralladora de la cual los europeos pronto han de oir hablar en las trincheras de la Segunda guerra mundial. Y el que los seguía no lo ha encontrado vivo, sus recuerdos son demasiado pesados para saber a dónde ir. No regresar a los Estados Unidos donde lo espera la cárcel, sino quedarse entre estos pueblerinos que se defienden, a ellos y a sus familias, en plena revolución mexicana.