Temblar por un beso,
Por sus ojos sentados sobre mi cuerpo.
Sentir la mirada, la repentina ausencia de miedo
Eso es el universo.
Amar el momento y de momento amarla solo a ella.
Nunca perder el optimismo pero siempre escaparse
Con la cabeza en alto y dos pares de medias
Pretender ser feliz, pretender mucho
Mientras la oscuridad se aglomera
A las orillas del pedestal de tiza
Siempre hay cobre en el cenicero
Siempre hay oro en tus bolsillos vacíos
Siempre podemos contar con la bala de plata
Marinero del catamarán enmohecido
Diletante millonario del jet privado con cepo y treinta boletas naranjas
Tirador de dedo, exprimidor de soles
Sobre el cubo enclenque te has subido
Y has declamado su nombre al borde del desierto
Has recitado nuevamente: los evangelios del deseo
Reina esta noche y las siguientes
Dirigeme la mano y hazme temblar de gloria
Que ella, húmeda y sincera, en el silencio de las sábanas,
Me abrume otra vez.
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