
Recuerdo la primera vez que ví un capítulo de Los años maravillosos. Era la representación de una época, vista en conjunto con las transformaciones sociales a que se enfrentaban las familias –padres e hijos. Las aventuras del pequeño Kevin eran fascinantes por sus aproximaciones a temas universales (el amor, la amistad, la hermandad, la paternidad). Yo, que pertenecía a una clase media parecida a la de la familia Arnold, sentía que él estaba experimentando las inseguridades juveniles por las cuales yo había pasado de adolescente. Sin embargo, los traumas de Kevin estaban amortiguados por una familia, siempre cercana a lo que le sucedía a sus hijos, una relación parecida a la de mis padres conmigo y con mis hermanos.
MadMen también retrata una era. Sin embargo, en el universo –disfuncional– de Don Draper, la familia es sacrificada. El personaje principal, con una enorme carga emocional sobre su cuello (por un pasado de violencia que lo marca en sus relaciones con jefes, empleados, amantes y clientes), es quien despliega ante nosotros la crueldad y el glamour del mercado de la publicidad: Madison Avenue, en Manhattan, epicentro del negocio publicitario, le pone el nombre a la serie.
Junto a Draper, a sus jefes y a los empleados de la agencia, entramos al Nueva York de mitad del siglo XX y al gran negocio que mueve la rueda del capitalismo y el progreso.
El dinero y todo lo que se puede consegir en esa sociedad con él, es lo que vemos desde los ojos Draper, quien ha trepado hasta donde está pisando a más de uno, sosteniéndose sobre su personalidad arrolladora, inspirado por el único deseo de tener más.
Draper tiene la esposa y la familia que desea, en los suburbios de Westchester. Tiene una casa con todas las comodidades que se le permiten a quien pertenece al segmento más alto de una sociedad capitalista. Lo ha conseguido mintiendo sobre su origen, al igual que muchos de los empleados y jefes con quienes convive a diario. En el mundo de Draper todo se puede sacrificar. Hay sólo un amo al que hay que obedecer y ése se llama «productividad». Su esposa y sus hijos serán los primeros en sufrir por la ambición de Draper.
Como en Los años maravillos, los eventos que transformaron la sociedad norteamericana, también se cruzan en MadMen con cierta violencia: la cotidianeidad del divorcio, la llegada de las drogas, la guerra, el violencia política, las batallas por los derechos de las minorías, la libertad sexual y el aborto, etc. Sin embargo, en este universo donde Draper vive, es difícil sentir empatía. Es muy fácil percibir lo endeble que resulta este universo de pantallas, carteles y eslogans que la aristocracia de la publicidad contribuye a crear.
MadMen, si tuviéramos que resumirlo en una sola frase, sería: un drama de diálogos y situaciones brillantes, un mundo con personajes muy interesantes, llenos de dudas, que sólo reciben respuestas bastante vagas.
22 abril, 2013 at 10:36 am
A mí me encanta Mad Men. Al principio no estaba convencida de verla pero me la recomendaron mucho y decidí verla, desde el primer capítulo me atrapó. La cotidianeidad de sus situaciones es lo que la hace una serie compleja, desde mi punto de vista, cosas que pasan y que resultan tan normales como el divorcio o las amantes son temas que después de ver Mad Men comienzas a analizar desde un punto de vista diferente. Es una serie que a pesar de retratar una época diferente a la de hoy en día sigue teniendo o exponiendo los mismo problemas que 40 años después siguen latentes, situaciones como racismo, homofobia, machismo son temas que parecen lejanos pero a la vez todavía puedes toparte con muchas Peggy Olsen por ahí tratando se hacer su camino entre un lugar de hombres o una Betty Draper que creyó que el matrimonio lo era todo y sólo la hace infeliz o hasta un Don Draper que tiene todo lo que siempre ha querido pero al final del día no le sirve de nada porque se siente vacío. Creo que eso es lo que más me gusta de Mad Men lo cercanas que lucen dos épocas tan lejanas, la evolución al parecer sólo está en la moda y quizás ni eso porque las modas siempre regresan. Es una serie bastante interesante donde además de cubrir temas políticos tienen toques de temas más humanos que atacan la vida del hombres temas como la muerte que es algo que persigue a los personajes desde el principio hasta esta temporada 6. Mad Men es una belleza, me encanta que pueda crear opiniones tan diversas sobre diferentes cosas. En fin, sólo como una sugerencia, la página oficial de la serie en países de habla hispana es: http://www.hbomax.tv/mad-men-6/ la encontré recién y me parece de ayuda sobre todo para conocer horas y fechas de programación según el país porque creo que en USA es otra cadena la que se encarga de reproducirla y bueno siempre está bien saber más de la serie. Felicidades por el artículo.
22 abril, 2013 at 10:57 am
Muchas gracias por tu comentario. Los personajes son familiares porque tienen las aspiraciones y las dudas de todos los seres humanos. Creo que retrata muy bien ese «vacío» que los hispanos que venimos de otra cultura, y de otra situación económica, sentimos cuando vivimos en los Estados Unidos, sin poder explicarlo muy bien. Es el camino al que llega la ambición, y es la vida de personas ambiciosas, que tienen (o creen tener) todo lo que siempre han querido, en lo material, y descubren, a ese nivel, las cosas importantes que les faltan o lo que han perdido en ese camino. Y es un retrato bastante completo de la sociedad, y de cómo los personajes y sus familias enfrentan los cambios que suceden,y cómo evolucionan o se transforman a la luz de los eventos.
28 marzo, 2014 at 12:37 pm
Es una serie que por muchos elementos ha logrado mantenerse en el gusto del público durante ya varios años, actualmente ya está por finalizar con su Season 7 la cual marca el principio del fin. Espero logré cumplir las altas expectativas de su público.