Entre las llamas de la biblioteca que ama
abominable fuego que al dadaismo ofrece
queda la yerma tierra que aborrece
la tremebunda ofrenda que Antonin reclama

Confia en que las cascadas le han de prestar su voz
mientras Paterson arde y se borra su historia
para sembrar otro campo, otra voz y memoria
que el doctor va engendrando con lentitud atroz

De voces de los suburbios pretende sembrar su gesta
Una epica de americanos, sin griegos ni latinos Williams sueña
Recolectando cartas, mapas, revistas; tiempo e ingenio utiliza
Pero van ya tres libros y su hazaña, pequeña.

Paterson ciudad-gigante, a los textos de muertos hoy desdeña
Convoca al fuego y al viento: los reduce a ceniza.