Horacio, siguiendo la filosofía de Epicuro, nos dejó su carpe diem, quam minimum credula postero.
La guerra, antes de Atenas y Esparta, ya era una herramienta al servicio de grandes ideas políticas. Definir las causas y no limitarse a mencionar el pretexto (Atenas rompe la alianza al ayudar a un pueblo del Peloponeso contra otro) fue el mayor aporte de Tucídides a las ciencias de la historia.
Tucidides utiliza a La Iliada y a La Odisea como soportes históricos. «El recuento de las naves» es una de sus fuentes para llegar a conclusiones sobre las denominaciones de origen de los griegos y el comportamiento de las diferentes tribus que conformaban el imperio griego. Barbaros, es el nombre que se les da a los que no hablan el idioma de los dioses. Usan otras lenguas extrañas que suenan asi: Bar, bar,bar…Tucídides, primer historiador moderno, dejó de mencionar a los dioses como responsables de lo que sucede en este lado del infierno.
Santiago Del Prado escribe una de las novelas peruanas más interesantes de principios del siglo XXI: Camino de Ximena. Es difícil de encasillarla como a otras novelas de autores peruanos (Abelardo Oquendo la coloca junto a La Casa de Cartón) El autor menciona 84 Charing Cross Road, filme que rapidamente entra hoy a mi lista de Netflix. Me entretuve mucho con las mini biografías de los fósforos, también con las escenas entre los superagentes secretos y el agente Del Prado. Cuando uno empieza a cansarse de los diminutivos empalagosos, generalmente aparece alguna idea brillante que te vuelve a atrapar. El final redondea muy bien la historia que carga con dos perfectos personajes principales: el marciano que escribe las cartas y la «cerebrito» y escurridiza Ximena.
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