
Bergman dijo haber producido una trilogía, pero antes de morir se retracta y la niega.
Esta fue la primera parte, en esta isla desierta, entre estas maderas podridas del barco donde se produce el hecho incestuso. Y la necesidad de Karin por ser amada, por que vean a Dios como ella lo ve, tal vez convertido en un insecto, enhebrando su tela entre sus patas peludas, bajando del cielo para llevarla al hospital, con esta esquizofrenia espantosa. Y el hijo, asombrado que el padre le hable, que le dirija la palabra, tal vez el mismo asombro al buscar respuestas de Dios y obtenerlas.
He devuelto el disco y Elisa me ha pedido una cerveza para escapar de la tensa espera, tomamos una negra belga entre las voces del flamenco y en esta esquina fabulosa, escondida de Broadway. Otra vez me narra los detalles, otra vez vuelvo nocturno, madrugador, sobre la senda de Atlantic Avenue y Washington, bajo el espectro del edificio de los Brother Moving.
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