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Antes que me olvide de una conversación en el tren con mi amigo el Maltés: no puede existir ninguna antología de narrativa que se considere seria y que no incluya en sus páginas «Pierre Menard, autor del Quijote». Es más: no debe exisitir ninguna antología seria de literatura universal, en el idioma que sea, que no considere entre sus páginas a esta obra maestra de Jorge Luis Borges.
Juegos del lenguaje, ironías, humor sutil y el descarado; especulaciones sobre los tiempos y las mil y una razones por las cuales Menard supera en talento a Cervantes. Borges utiliza todas las sólidas y hermosas herramientas que la literatura otorga al escritor para su proceso de creación.
Avancé en la lectura del libro de Highet (The Classical Tradition), el tercer capítulo está dedicado a Petrarca, el primer bibliófilo. Lía Schwartz estuvo hablando en clase sobre su Cancionero al que Góngora copió varios versos para reescribirlos en su estilo superlativo. El segundo capítulo era sobre Dante, precursor del renacimiento donde también hace una breve reseña de los poetas que leía el poeta: Eustacio, Horacio, Juvenal, Homero pero sobre todos: Virgilio. Claro que Virgilio deberá quedarse en el Infierno pues no ha sido bautizado y Eustacio, que ha sido bendecido por el catolicismo, podrá acompañar a Dante en su camino por el Purgatorio. Otro libro importante, traducido del alemán por Highet: Paideia, de Werner Jaeger, en tapa dura y en dos volúmenes. Camilo señala otra obra que tengo que leer en algún momento: Vidas Paralelas de Plutarco. He conseguido en Shakespeare Co. la edición de la Norton de «Paradise Lost» de Milton (una belleza con una recatafila de ensayistas importantes en la sección crítica). Tendré que revisar otra vez a Blake. Y el ensayo sobre Dante en mimesis de Auerbach. También conseguí la edición bilingüe de Robert Pinski del Infierno de Dante. Es el que la Dra. Cockram ha recomendado, al parecer la mejor traducción al inglés que se ha hecho de la Comedia.