En la novela de Woolf es frecuente encontrar la figura del movimiento de las olas «the monotonous fall of the waves on the beach»(17): «they both felt a common hilarity, excited by the common waves» (22)

Vemos el eco de Matthew Arnold, que creía sentir todo el peso de la decadencia de occidente, contemplando las olas y las luces de la lejana costa francesa desde la playa Dover.

Woolf utiliza el mismo recurso que me impresionara al leer Mrs. Dalloway. En ese libro ella ordenaba las palabras para reproducir el sonido del golpe de las campanas. En To the Lighthouse las palabras y la estructura de la frase sirven para imitar las intermitentes luces del faro:

«Turning, she looked across the bay, and there, sure enough, coming regularly across the waves, first two quick strokes and then one long steady stroke, was the light of the Lighthouse. It had been lit.» (70)