A buena hora que me di cuenta de a donde va a parar
este país señores. ¡Salud!
Los debí haber escuchado, creído.
¡A los poemas , a la vida, que el dinero da de comer
pero no da comida!
Estoy harto, esta ha sido la última que va la vencida
Tengo algunos contactos por supuesto,
cuento contigo amigo para que me prestes
algo de dinero
A cuenta de tantas comidas
de tantas bebidas ofrecidas.
y ya ya que me encebollo y la bebida
la bebida,
Extrañaba tanto estas reuniones
les juro que de Lima a París, y a no volver más
Para qué
Algo se pudre en Cajamarca
y apesta hasta Santiago de Chuco.
Que bien que hemos sabido mantener el apetito
Mira no ha quedado casi nada del corderito
menos del vino.
¡Chiquillo!
Por favor corre y traenos otra botella.
No se preocupen, esta yo la invito.
Gracias por los poemas que me alcanzaste,
esos franceses me han salvado la vida
Acaso si estuve tentado de
acabar con ella.
Pero no, para no darles gusto a los enemigos
No podemos confiar en nadie hermanos
¡Destapa eso por favor¡
Mira, déjenme leerles esto:
En los furiosos chapoteos de las mareas,
Yo, el otro invierno, más sordo que los cerebros de los niños,
¡Corrí! Y las Penínsulas desamarradas
Jamás han tolerado juicio más triunfal.
La tempestad bendijo mis desvelos marítimos.
Más liviano que un corcho dancé sobre las olas
Llamadas eternas arrolladoras de víctimas,
¡Diez noches, sin extrañar el ojo idiota de los faros!
Más dulce que a los niños las manzanas ácidas,
El agua verde penetró mi casco de abeto
Y las manchas de vinos azules y de vómitos
Me lavó, dispersando mi timón y mi ancla.

Y bueno, sigue el poema…

Diganme hermanos
¿Hay algo mejor que un poema?
Brinda, brinda, levanta tu vaso y
deja que el licor llene tu boca
Por los tiempos idos y por el futuro.
Y que conste que no me corren
Sino que yo me voy.
¡Salud contigo y conmigo!
Espérame París.