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The New York Street

Un blog lleno de historias

mes

enero 2008

Invierno


¿Alguna vez dejará de asombrarme la cantidad de joyas que contiene el edificio del Met?
Es en lo primero que pienso cuando abandono el edificio. Cuantas obras maestras, cuantas piezas únicas que simbolizan los devaneos y los caprichos del arte universal.

Esta vez el clima ha sido pudoroso y nos ha permitido caminar entre los árboles del Parque Central hasta el lado oeste. Durante el regreso recordaba la voz de acento sureño que describía le primer cuadro de Manet rechazado por el Gran Salón de París: En la floreciente capital francesa, los curadores no dudaron en estamparle la R (Refused) en la parte posterior del lienzo. Monet y Renoir corrieron la misma suerte.

Debe haber sido difícil de digerir para Manet que un pintor de la misma época se llame Monet. Supongo que tendía a confusiones. Tal vez por eso no quería que lo llamen impresionista. No sé si lo ha logrado, no sé si le sirva de consuelo que el guía lo llame una y otra vez: el «Padre del impresionismo».

¿Y se imaginan a Van Gogh, paseando en el salón «alternativo» de los impresionistas y pensando «Caramba, esto es lo que yo quiero hacer»? Alguien debería ofrecerse a convertir en poster el cuadro de las recogedoras de olivos. Cada vez que paso por esa sala me asomo para ver si ya, si a alguien le interesó el cuadrito. Total, ni siquiera hay tantos cuadros de Van Gogh en el Met. Pero solo tienen posters de la noche estrellada, de los girasoles y de los cipreses que mece el viento.

La semana ha sido tranquila. Terminó el resfrío, después de tres días seguidos de antibióticos. El lunes he vuelto a tomar la raqueta y contra todo pronóstico, con las manos heladas, he vencido una vez más. Me ha llegado mi curso de latín y el libro de gramática. He boceteado una idea para un cómic. En el aeropuerto he abrazado a una vieja amistad. Me he comido un mondonguito buenazo. Me han dado chicha de sobre.

Como para probarme, que uno no se debe quejar mucho del invierno.

Enerito

Es martes y aún no he asesinado a nadie.

Primer día del 2008


Y nos acomodaron en una cama de sábanas rojas
Con vista al gran rancho.
Amanecimos en el 2008, rodeados de copos blancos, de pinos
Cubiertos de hielo, de gatos trepados sobre las ramas adornadas de la
Navidad, frente a las papitas calentadas, los bagels, la mermelada.
E hicimos libaciones con mimosas, por la fertilidad
Limpiamos los vidrios y las palancas del auto
Calentamos el interior de la cuatro por cuatro, cruzamos el borde de Massachusetts
Y desembarcamos en Great Barrington
-cuna de DuBois, padre de The Crisis, la espada más filosa contra The Birth of a Nation-

En las callejuelas caminábamos ajustando las bufandas,
Levantando las botas para que no nos conquiste el frío.
En una alacena mística, me quisieron leer las cartas del Tarot
«Yo no les creo» desarmé al brujo, pero igual quiso el Tiresias peruano decirme el
Futuro y la pose más conveniente para el año nuevo .
Saludamos a la heladería bien cerrada, a las tiendas bien cerradas, a los multicines
que acababan de abrir
«Ya vimos Charlie Wilson’ War» dijeron ellos y nosotros que moriamos por ver
The Golden Compass. Era demasiado tarde.
Queríamos partir.
Nos sentamos a tomar sopa de pollo frente a la avenida principal. Dejó de nevar pero
Los pies aún estaban deshechos.
Es imponente la vista de las colinas cubiertas de nieve, sin embargo
El tiempo apura la marcha de las naves.

Así que volvemos sobre las marcas de la ida
Descubrimos una vaca sepultada frente a un restaurante parrillero
Y los negocios de antigüedades cerrados por la temporada
Escuchamos el frío, los 18 grados.
Los pingüinos salen y entran al iglú, complacidos. Nos dan la bienvenida
En casa nos esperan los felinos, el perro y la familia, reunidos para la cena.

Recalentamos la comida de la víspera, juego a los naipes, escucho las conversaciones ajenas.
Reconocemos los beneficios de la familia
Entendemos las ventajas de las escaleras interiores
De las luces tenues en los baños oscuros.

Con una película de Pixar, acabamos el primer día del año.
Tribu de humanos sentados frente al televisor
Tribu, familia, gente común, cristianos, ateos
Fascinante escena de campo, los gatos alrededor del pesebre
La niña diciendo que se le ha hecho tarde
La madre acariciándole el cabello al novio
La esposa recibiendo mi querer
El cielo oscuro al siguiente día, sale el ferry para Port Jefferson
Carretera 8 hacia el sur, salida uno.
Primer día del 2008. Aquí lo resumo…

 

Photo by Johnny Blood/Flickr.

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