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The New York Street

Un blog lleno de historias

mes

marzo 2007

Un nuevo invierno, 8 de marzo


Al comenzar enero me quejaba porque estaba haciendo clima de verano. Poco después de salir a conocer la estación de tren en Riverdale, disgustado por lo grueso de los blue jeans, Miguel llamó para decir si no quería trabajar el domingo en el club de golf. El mundo estaba loco ¿Caminando en polo y extrañando un short? ¿Golf en los primeros días de enero?

Pero haciéndole caso a los que presagiaban malos tiempos, el invierno llegó. Ya cayeron varias nevadas y las temperaturas en estos dias siguen alrededor de los 18 F (-15 C ). Ya perdí un par de guantes y un gorro de lana en el metro (lo usual son dos pares por invierno), ya tuve que palear nieve y hielo para sacar mi auto y patinarlo de una a otra vereda. Anoche hacía demasiado frío dentro del departamento y las pístas amanecieron otra vez cubiertas de nieve. Así que podemos decir que el invierno y yo ya estamos parches. Ya estamos marzo. ¿Dónde está la primavera?

Pasando a otra cosa, no mencioné nada de mis lecturas de In Memorian de Tennyson. En la misma clase de Victorian Poetry and Poetics donde estuvimos leyendo a Matthew Arnold. Tennyson se demora diecisiete años para escribir lo que a Arnold le tomó unas cuantas líneas en Dover Beach. La decadencia de la fe, el advenimiento de una era que prometía calamidades y cambios impredecibles. In Memorian es un auto bombo a Tennyson y a su arte poética (¡Autobombo!, geniales los peruanismos). Bellísimo para los cánones de su tiempo, intragable para los de hoy. Hay líneas bellísmas. Es cierto. La reina Victoria llegó a decir que In Memorian era el segundo libro más importante escrito en la historia de la humanidad. Bueno ¡Qué diablos sabía de libros la reina! Y la Biblia es muchísima más interesante. Sólo el capítulo de Noé y sus relaciones con las hijas tiene cosas más interesantes que contar que Tennyson. No hablemos de los nuevos testamentos. Lo que deben haber sufrido los primeros escribanos tergiversando los testamentos para que todo coincida. Para borrar a María Magdalena. Ahora, leo en el New Yorker, James Cameron viene a decir que se encontró la tumba de Jesús. Con sus padres, su hermano, la Mariamne y su hijo Judah.

¿Y si no hubiera resucitado? Pues se cae todo el edificio católico. ¿Se cae? Estuve leyendo un libro que cuestiona la existencia de Dios y pone en duda a todos los que dicen que el mundo estaría peor si no fuera por la religión. No sabía que en algunas parroquias de EEUU se cantaba el Imagine de John Lennon censurando la parte Imagine NO RELIGION.

Lo que hay que escuchar.

Tuve un sueño en el que nadaba en alta mar en una corriente escandalosa, con mi hermano Nicolás. Al querer regresar encontraba un muro de alambre altísimo. Lo trepé y me lancé al otro lado, a seguir nadando. ¿Dónde se quedó Nicolás? Si hay algún psicoanalista por allí que me de la interpretación del sueño. La escena era fabulosa. He tenido un montón de sueños rarísimos por estos días. Algunos muy interesantes. El problema es que sólo recuerdo fragmentos.

Alejandra llama para quejarse que nadie la quiere sacar al cine. Prometo llevarla uno de estos días con Frances. Es muy raro que Alejandra llame siquiera a decir hola. Ayer escuché el podcast de Poetry magazine y había un poema interesante (pero no creo que tan bueno como lo pintaban, sobre el Report to the Academy de Kafka. Tengo que leer a John Ashbery, he escuchado su nombre bastante en las últimas semanas. Tengo que empezar a leer el libro de una nigeriana para la clase de Literatura anglófona en el mundo, tengo que terminar el ensayo sobre Neuromancer, tengo que hacer un comic para una antología del comic peruano, tengo que mandarle un ensayo para Hueso a Don Abelardo. Tengo que mandar una lista de los mejores prosistas peruanos. Tengo que hacer algo con mis libros. ¿Ponerlos en un storage, por mientras?

Toby nos mira en la mañana desde la alfombra, contrito, silencioso y con las orejas congeladas. Como decía al principio, el invierno y yo ya estamos parches. ¿Dónde carajos está la primavera?

The God of Small Things

 

This is my review for the class English and the Anglophone World.
The book is The God of Small Things by the Indian writer Arundhati Roy.

 

The clue to Arundhati Roy’s story is in this passage taken from the khatakali episode. As a kathakali dance, Roy mixes real life and mythology to create great story:

The Great Stories are the one that you heard and want to hear again. The ones that you can enter anywhere and inhabit comfortably. They don’t deceive you with thrills and trick endings. They don’t surprise you with the unforeseen. They are as familiar as the house you live in. Or the smell of your lover’s skin. You know how they end, yet though you listen as though you don’t…In the Great stories you know who lives, who dies, who finds love, who doesn’t. And yet you want to know again (Roy, 218)

The novel is a Heart of Darkness where you have to enter with your heart on your hand. The plot of The God of Small Things develops in circles around a single event, a single day. The novel is made of small things, significant things. All of them together build the whole drama.

There is a villain who loves, Baby Kochama who still writes I love you in her diary, many years after the death of Father Mulligan. And there are lovers who are villains: all the other characters. From the ambassador Estha «Elvis» to the Ambassador Rahel, from Velutha to Ammu or the laconic Sophie Mol. Everybody loves and everybody kills in their own way. And even some of the most pathetic stories of love in this book are full of sadness and crime at the same time.

Is it a tragedy? Is it a love story? Both of them. A tragic love story. A Romeo and Juliet with Indian flavor, with a river and magnificent secondary characters. It is difficult not to get surprised by some of the turns of the plot. I was amazed by the narrative of Margareth Kochamma and Chacko’s first encounter. And through the whole episode after the death of Velutha and Sophie Mol, as a good optimist, I was looking for the pony too.

There is play with destiny. The unavoidable destiny where all the characters are conducted by their own choice. As Rahel and Estha noticed, they choose to save Ammu, comdemning Velutha. Velutha choose to condemn himself, loving Ammu.

The drama of Rahel develops through the whole book. They are the more developed characters, the most intriguing. However, the big tragedy is Ammu’s one. The episode at the end, the full description of Ammu and Velutha’s first sexual contact, after the recitation of the whole tragedy, serves to reaffirm the triumph of love over death, if not in real life, at least in the mythical world.

El poder de Sófocles

No sé exactamente por qué me gusta Sófocles.

Como buen peruano cuyo interés por la literatura no pasaba de ser superficial, me mantenía siempre al día con el último libro de García Márquez, Bryce y Vargas Llosa y leía lo que me recomendaban y me caía en las manos. Pero no tenía ni idea de lo que decían los griegos.

Recuerdo una vez que llegó mamá a la casa y me dijo que había tenido una conversación muy interesante con un amigo de la familia que le dijo que había que leer a los griegos, porque «Ellos ya lo habían dicho todo».

Pero ni siquiera porque tengo este nombre me había preocupado por leer–fuera de uno que otro pedacito que llegaba a mis manos en malas antologías–La Iliada o La Odisea. En el colegio leímos Un mundo para Julius, Aves sin nido, De amor y de sombra y Cumbres borrascosas. Por mi cuenta había leído Cien años de soledad, La ciudad y los perros, La guerra del fin del mundo, Santuario y El lobo estepario. De poesía lo único que había leído era a Vallejo y las antologías (Chocano, Eguren, Becquer, Dario etc, etc)

Y lo que me caía en las manos. Que mirando ahora hacia atrás, al parecer no era ni mucho ni de muy buena calidad.

En la universidad tomé como misión leerme todas las novelas de Vargas Llosa. Leí los cuentos de Ribeyro. Leí a Kafka. Leí a Eco y a Suskind. Un par de novelas de Kundera.Mucha teoría semiótica y de comunicaciones, marketing y mucha historia del Perú (me impresionó María Rostorowski). Y uno que otro poema de los «poetas malditos» que publicaban por ese entonces en las revistitas subterráneas. En la Alianza Francesa leí por primera vez a Rimbaud.

Antes de venir a EEUU descubrí a Bukowski, Ichiguro, Kennedy O Toole, Nabokov. Lei El amor en los tiempos del cólera y El viaje interior de Ivan Thays. Leí La noche es virgen y me pareció un asco de novela. Leí más Bukowski, Sábato, Hemingway, Cortázar, Benedetti y Jorge Luis Borges (sin entenderlo a Borges, sin agarrarle el gusto).

En EEUU me encantó una novela de Michael Chabon, otra de Murakami, leí a Salinger en inglés, a Steinbeck, a Fitzgerald, a Frazer.

Pero mi amigo Camilo Torres me dijo: si quieres tomarte en serio la literatura,tienes que empezar leyéndote a los griegos. E hizo una lista: La Odisea, La Iliada, Esquilo, Sófocles, Eurípides, y la lista en el futuro seguia con La Eneida, La Comedia, Shakespeare…

Me dijo que Esquilo era el maestro de maestros. Sófocles era el más renombrado, Eurípides era el influenciado, el último de los grandes pero no tan grande… Me gustó Esquilo pero me encantó Sófocles. De más está decir que La Odisea y La Iliada están entre mis libros favoritos junto a varios dramas de Shakespeare. Junto a Sófocles.

Me gusta. Tengo una traducción que me fascina de Moses Hadas, de la Bantam Books. En papel misio, y tapa de cartulina negra.

Algunas veces que no sé qué leer, simplemente cojo el librito y me lo llevo en el tren. Hojeo alguna tragedia. Nunca me decepciona.

Esta mañana me llegó a la oficina el ejemplar de abril de la revista Poetry. En la contracarátula están impresas estas líneas de Sófocles en color púrpura:

O for mortals, what
Power there is in songs,
What greatest happiness
That can make bearable this
Short narrow channel of life!

Me alegro de conocer a Sófocles.

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