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The New York Street

Un blog lleno de historias

fecha

9 mayo, 2005

Día de la madre, 10 de mayo

Domingo en mi casa. Levantados. La misma hora de los fines de semana. Las aceitunas, se vende, las reglas para exportar, los pedidos. El gordito y su voz ronca: ha jugado demasiado tenis regresando de viaje. Vienen las madres y termino de ver Porco Rosso de Miyazaki. Las escenas son hermosas, el vuelo sobre el Adriático, las apuestas, el escondite de Marco Rossini, tranformado por un hechizo en Porco Rosso, buscado por los fascistas. La imagen de anoche me sigue. No ha sido nada. No ha sido nada. Dos cervezas en Acuario y yuquitas fritas. Ayer hubo bronca en serio, se pelearon dos tipos en la vereda, se mentaron la madre mientras todos los patrulleros estacionados tomaban declaraciones. En castellano. Hoy tranquilo. Ellas atareadas, locas, corriendo, mucha gente en Acuario. Tomo mi tren y una ducha. El fin de semana ha sido muy provechoso. Jéssica semidormida. 300-210-214. Ha estado frío y con mucho viento todo el fin de semana.

Penumbra y Rosso, 9 de mayo

Sábado, 6:30 am. Otra vez parados en el borde de la pista, saludando a los socios, los invitados. A hurtadillas dos sánguches de huevo con tocino. Rutina. Gaseosas. Comida. Tres fiestitas en ambos salones. El billete doblado, extra, los cien cocos de la semana. Por la noche dos Coronas. Tres. Yayo y su banda en Mamaroneck. El dolor de cabeza se ha ido, previo chilcano en el Acuario. La boca de ella es caliente, chica. Otra vez, en penumbras, mientras corre el agua. Soda Stéreo en concierto, la voz de Beto el de La Ley, Sexo de Los Prisioneros, el showman se sube y mira a la multitud. Botan un borracho que causa problemas. La gordita. El teléfono y la mandada a la putamadre. Solo me he inclinado y ella ha abierto la boca. He sentido sus labios. Otra vez.

La silueta sobre Burnside Avenue, 8 de Mayo


Se llama El Superheroe Ilegal, vuela sobre Nueva York, sobre el Bronx y sobre una muchedumbre desesperada, frustrada por los constantes retrasos de los trenes. Lo espera en la plataforma para obtener ayuda. Mientras tanto, el que escribe se agacha, recoje las llaves, parquea los autos. Trata de concentrarse. Corre. Las piernas flaquean luego de las cinco de la tarde. Son demasiados, salen demasiado a prisa. Caigo como un saco a dormir.

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