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The New York Street

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Apágate

Pablo era un poeta muy malo. Tenía tres temas a los que siempre les daba vuelta: el mal amor, el amor menor, el amor al menor. Por sus poemas de amor al menor fue tildado de pedófilo (con cierta razón) y desacreditado entre los poetas de su barrio que ya lo habían apodado como il poeta cabrissimo.

Por eso no le quedó otra alternativa que dejar la casa de sus padres. Traduciendo poemas del francés al castellano para la editorial Peisa y Sopas del alma del inglés al castellano para la editorial Piratas honrados, consiguió juntar la renta de un despintado departamento en un edificio triste de La Parada, con ventana al burdel del Almirante.

Allí transcurrieron sus mejores días de juventud. Y los de su vejez.

He leído una crítica feroz de un intelectual que compartió auditorios con Pablo, y allí dice que su compañero desperdició su talento por vicioso y vago. Sin embargo, quienes lo conocieron los últimos años de su vida, afirman que nadie lo jodía. Y aquello, sabemos, siempre es importantísimo para los malos poetas.

Que en paz se apague.

Fanny och Alexander. 26 de marzo

 

fannyandalexander

Auerbach’s book on one hand
The keys of the kingdom on the other.

If the devil comes
I’d show him the book.

The West to the front
and to the side
these magnificent, invisible
mountains of New York

He escrito esto regresando del correo, apurado sobre cualquier papel. Auerbach es el maestro del criticismo, las llaves del reino de la crítica literaria. El oeste es interpretado de acuerdo a estos preceptos. Lo de las montañas de Nueva York, es mi homenaje personal a los poemas de Li Po.

Este es el primer poema de un libro que se llama Distractions. El segundo poema comienza:

With an inmense debt
Carl farts on the staircase.
Granny shows him the paper:
37,000 krones.

Alexander looks to the cloud on the horizon
Show me how to do it, he says.
Trying to go back. Impossible. The farts
don’t show how to pay debts
and Zeus won’t be offended by them.

If he exists is a piece of shit,
and I’d kick his ass. That’s offensive.
Burnt, as in the seventh circle. His hands.
The horror in his eyes.
Alexander, don’t go back.
Zeus doesn’t exist,
He says. Alexander agree.
That’s the whole magic of the lantern.

Este poema, obviamente, ha sido inspirado por una de las mejores películas que he visto. Fanny and Alexander. Tal vez sea la obra maestra de Bergman. La escena final alude a la teoría platónica del tiempo circular: El tiempo no existe, se pueden hacer dos cosas en un mismo tiempo, dos cosas a la vez. Hemos llegado a donde debimos de estar al principio.

El decorado de la película es fabuloso. La música de Schubert al principio del filme. La textura de la nieve bajo los cascos de los caballos. La luz en la oscuridad, la linterna mágica. Los pechos de Maj, la barba de Gustav, la cólera del arzobispo, la bondad en los ojos de la madre, de Helena, el judío. El amor como una moraleja pues el tiempo no lo ha hecho quebrantar.

Y si de corazones rotos hablamos, pasemos a Donne y a la carta a la hebrea colorada.

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