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The New York Street

Un blog lleno de historias

fecha

25 marzo, 2005

Con Szidonia en el Speedy: 24 de marzo

Herald Square, Midtown Manhattan
Herald Square, Midtown Manhattan

El Speedy es una esquina tranquila, con ventana a Herald Square. Szidonia nació en Rumania pero sus padres son húngaros y por lo tanto considera ésa como su primera lengua. La idea era tomarnos un café y charlar un poco. La charla felizmente ha sido muy interesante y la hemos prolongado con un largo paseo hasta la parada de West 4 y el mismo tren hacia Brooklyn. Su madre le escribe cartas de amor a las flores. Szidonia dicta tres clases en BMCC, y espera que la contraten en el departmento de inglés en Lehman, este verano. Dice que le gusta la idea que yo sea su maestro de tennis, y que una vez que los dos tengamos tiempo podemos cruzar el Hudson a nado. Nunca ha ido a ver la fiesta del árbol de las cerezas en el Brooklyn Botanical Garden, ni ha celebrado el ritual del picnic sobre el parque central ni las visitas al paisaje del lago en Prospect Park.
En fin que ha sido una tarde muy grata. He empezado a leer La Odisea y ya he pasado la parte en que el hijo de Odiseo relata sus desventuras a Menelao y recibe nuevas sobre su padre. En mi vuelta por el Barnes and Noble he conseguido el Museo, escrito a dos manos entre Borges y Bioy Casares, y tras la vueltecita por Strand, el librito que hace una semana quise comprarme, y no lo hice, -felizmente pues ahora he pagado la mitad del precio-, sobre los tesoros encontrados en las excavaciones de Troya. He terminado Pride and Prejudice antes de encontrarme con Szidonia y he quedado satisfecho con el final de telenovela. Austen cumple 21 poco antes de terminarla. Ame cumple 33 el 10 de Abril y Ivy en estos momentos de debe estar yendo si ya no se fue, por la base 4.
Me dicen todos en Lima que se van a Tanaka. A Caro se le escucha tranquila, pero me imagino que le duele mucho. Paloma dice que no me preocupe de nada, que lo deje todo en sus manos… Todos esperan que se duche Nicolás, todo sigue igual, como en los viejos tiempos.

José Watanabe: El guardian del hielo

El poeta José Watanabe, autor de El Guardián de hielo

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He viajado hasta el continente de Mamaroneck, apedreado por el granizo diminuto, por la temperatura rozando el          cero. Mi primo abre media docena de cervezas y el sabor de la cebada ataranta el clima de mierda. Los libros de Lima han llegado mojados pero el alma de los versos del Guardián del hielo de Watanabe ha permanecido intacta. En el camino de regreso, abro las primeras paginas de Loayza, de su breve antologia y disfruto con su prosa sencilla y directa. El primero es sobre las andanzas del Inca Garcilaso, heredero de incas y de nobles peninsulares, cuatro decadas alejado de su patria, para educarse en las bibliotecas de Europa y regresar y antologar los recuerdos recontados por su madre y sus criados, para criticar el olvido antojado de los invasores, para antojarse heredero principal del quechua y elegido para multiplicar la historia y las costumbres del imperio avasallado. Loayza escribe concisamente, sus notas son exactas, no hay excesos, no hay datos que no sean bienvenidos en su discurso. Lo mismo pasa con el texto sobre El Lunarejo, el primer indio en traducir Virgilio al quechua (texto que se ha perdido) y en cobrarle la revanca a un literato europeo, respondiendo en su Apologético a Luis de Gongora, venciendo mediante su irrepochable pluma.
Del Lunarejo dicen que los nobles se levantaban con el pan para coger los mejores asientos de la iglesia, que sus sermones son lo mas precioso de aquel siglo de choques y de destierros, que sus diatribas contra la gula iban sazonadas de imagenes tan precisas, tan nitidas, tan hermosas, que invitaban a cometer los mismos pecados que su voz condenaba.
Camilo dice que a ordenes suyas se incendiaron a su muerte todos sus poemas eroticos. Y aquella tal vez sea la perdida mayor de la literatura peruana de los siglos posteriores al descubrimiento.
Loayza es lector avido de James y de los ingleses. En su estudio de abogados pronto empezaron a faltar los folios y a sobrar los libros de literatura olvidados en los cajones de los negocios. Borges es el unico escritor americano con el que se le puede comparar. Y sus meciones al Perú son estudiadas, placenteras y esplendidas.
En el graduate Center he impreso el Peruvianorum Fragmenta de Santiago del Prado, publicado en el numero 44 de Hueso Húmero. Me he cagado de la risa tomando un panini con mozarella en el Esperanto, en el East Village, calle McDougal. Estaba muy rico y la lectura muy sabrosa. Pasaba deliciosa con el smoothie de fresas.

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