
Pol dice que me puedo demorar un poco con el comic. Sabe que los historietistas se toman su tiempo. Salman Rushdie escribe contando pedazos de vida, todos sabemos que la culpa de la mala leche de los londinenses es el clima, asi que Gibreel (Otelo), estrella de Bollywood y a la vez mensajero del profeta, transforma las calles de Londres en una vereda tropical. Chamcha (Iago) ha cambiado el acento anglo por los cachos del diablo, en fin: Todo se transforma. Todo cambia. El mundo same old same old? No no no.
Estamos en la 287 llegando a Port Chester, pero para Frances todo lo que sigue de Riverdale es Yonkers. Lomo fino, helado de piña en piña, jalea mixta. En el nuevo Acuario. Cuenta todo Chino, a ver, ya sale el Token. Pero en digital porque no hay plata, ve tu a saber a donde se fue el dinero. Ahora tengo que escribir la nota sobre Granta y terminar la historia para el curso de Yood.
Le muestro a la clase la fotocopia que me ha llegado, en el sobre con el membrete de la British Library: publicado por Amalia Elguera en The Listener, la legendaria revista de la BBC donde W.H. Auden publicara sus primeros poemas y Virginia Woolf, E.M.Foster, George Orwell y Bernard Shaw colaborararan con frecuencia. Comienza tomar sentido esta vida incompleta. Hay dos grabaciones en la British Library, pero es caro hacer las copias. Elguera lee con una famosa intelectualy periodista londinense.
Ayer hemos estacionado en Bedford Street, no fue dificil. Un sitiecito al lado de la bomba de agua en plena esquina de Commerce. Precioso atradecer en las callecitas del West Village que ahora que lo pienso tienen un airecito a Barranco pero con mejor cielo y mejor luz. Ha llegado el dinosaurio casi una hora tarde, su amigo ha empezado a sudar con un poquito de picante en el tacu tacu. El primer asiento confortable en el Pardos Chicken. Frances dice que la siguiente vez no nos sentamos hasta que nos aseguren el booth. Parece que hay que ir de cuatro a comer al Pardos. Maricucha para Frances, algarrobina para mi. Pisco sour y ensalada con pecanas dulces y bollos de ese pollito que tu me regalaste.
Dice el Mocano que los mexicanos saben bailar salsa. Celebraron todos el cinco de mayo pero la verdad que el barcito en Riverdale Avenue estaba bastante aburrido. Una Guiness y a dormir y el sabado a dormitar. Visiones sobre la mesa del Acuario. Pechos gigantes.
Le digo a Amparo mientras me corta el pelo que ayer Carlos estaba en el sueño presentándome «¿No conocés a las dos artistas?» Y enmedio del sueño las dos mujeres preciosas, sentadas sobre la cama del que antes era mi cuarto en Brooklyn, dando una explicación que al despertarme recordaba palabra por palabra, claro que ya no. Van a remodelar la parada de la 59 y los peluqueros se van a quedar varados por 6 meses. «Apunte mi teléfono, por si se le antoja cortarse el pelo antes».
El almuerzo en el Whole Foods, «Eso me pasa por ser tan mañosa», dice Maryneli. En Filadelfia hay una casita donde podemos ir. Y porfa: organicemos las semanas cortas-de lunes a miércoles- para ir de viaje. Kayaks sobre el Subaru ( o bicicletas), camping en la playa, paseos a Maine o trekking en los cerritos de los Adirondack.
En Middlemarch hay mucho que decir entre el doctor Lydgate y el millonario Bulstrode, al que se le ha muerto Raffles. Creo que George Eliot está apurando el paso, no hay muchas de sus frases brillantes. Middlemarch está empapelada con frases hermosas, brillantes, con la filósofa Eliot que habla sobre la vida, la muerte y el trabajo que dignifica o envilece al hombre. En The Great Tradition, Leavis habla de la gran influencia de George Eliot sobre Henry James. Si bien James pretenda que se la ha pasado por alto.
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