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The New York Street

Un blog lleno de historias

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George Eliot

Fast Memo


En el edificio hay dos puertas levadizas. Ninguna tiene seguro contra choques. «Si no hubiera sido por el seguro total no hubiéramos podido comprar la Toyota». Mamaroneck se inundó. Apareció en la primera página del Journal News la foto del edificio donde viví cuando llegué a Nueva York. Parece que se va a derrumbar. Es una decadente y llena de cucarachas torre de Pisa. Las mejores memorias son ciertas tardes de sol acompañado por ella y ciertos fines de semana mirando de corrido El Padrino 1, 2 y 3 junto con Buenos Muchachos.

Hay por algún lado un video de la primera vez que salí a trabajar en el invierno con toda esa nieve. El guatemalteco Herman decía que quería que le presentase algunas peruanas porque no conocía a ninguna (estaba casado, le gustaban las motos, las correas y botas de cuero de serpiente y mencionaba a todos que Guatemala había tenido 25 años de guerra civil).

A Cristóbal , el ecuatoriano que trabajaba de superintendent en el edificio, le gustaba repetir que Herman estaba mal de la cabeza. Cristóbal va de compras a Home Depot y compra doble de todo «uno para el doctor otro para mi casa». Creo que ahora vive en alguna de las Carolinas intentando encontrar la fórmula para trabajar menos pero siempre sacar el doble de provecho.

Es la primera vez (creo) que ordeno una Cider Ale. No estaba mala. En el restaurante Harvest de Hastings on Hudson el bisteck estaba demasiado cocido. Demasiado elegante para tan mala comida. Mejor estaba el muffin de esta mañana con energy drink.

Ha salido el sol. Estamos esperando que aparezca el camión con el último The Bronx Journal. Tengo que seguir escribiendo sobre Middlemarch. Me aceptaron para el curso de 3 días de Writing Across the Curriculum en Lehman.

Pensando en voz alta

 

Quiero escribir un ensayo sobre Middlemarch. Tengo como fuentes de información el libro de LeavisThe Great Tradition– y el Western Canon de Harold Bloom. Tengo los ensayos de la edición de la Norton, con esta terminante declaración de Henry James en un ensayo de 1873:No hay nada más poderoso que esas escenas en toda la ficción inglesa, y ciertamente nada más inteligente.

James se refiere a las escenas donde Tertius Lydgate, el doctor del pueblo, joven y voluntarioso, que cree contar con la energía necesaria para transformar completamente la historia de la medicina moderna, tropieza con los problemas comunes del hombre vulgar: deudas contraídas para amueblar la casa, una renta demasiado cara, chismes cuando las tiendas empiezan a negarle el crédito, y una esposa bellísima pero engreída a la que no le interesa nada sino ella misma.

James habla del «drama humano» retratado magníficamente por Eliot, de «las luchas de un alma ambiciosa al tropezar con los sórdidos desencantos y las verguenzas comunes a las que se tienen que enfrentar los simples mortales».

Estaba un poco desencantado con la idea de que nadie lee Middlemarch, de que poca gente se atreve a enfrentarse con las más de 500 páginas (en letra pequeña) de la magistral novela de Eliot. Sin embargo me alivia saber que estoy equivocado. El 2008 Sam Mendes, el de American Beauty, empieza la adaptación de Middlemarch para el cine.

Me interesa el retrato de Mr. Casaubon. Estuve pensando si el personaje no tiene unas dimensiones que aún no han sido suficientemente valoradas, porque se trata del típico envidioso intelectual frustrado cuyo único pecado -o pecado original- es haber estado demasiado tiempo metido entre los libros y carecer de las herramientas para juzgar el mundo. Una especie de Lobo estepario que nunca alcanza la redención. Y sin embargo Herman Hesse escribe sobre un intelectual aislado, Casaubon es un intelectual que busca el contacto con la sociedad y al que además le interesa mucho el qué dirán. Casaubon es el hombre que se juzga mejor que todos pero no puede probar ningún resultado intelectual que amerite la fama que él mismo se otorga, que sobrevalora aquella «futura obra», aquella Llave de todas las mitologías que nunca verá la luz.

Dorothea es un personaje magnífico. James la considera «una creación brillante». Podemos sentir a Dorothea casi levitando de contenta cuando realiza una obra de bien. Su problema -ser corta de vista-no le impide alcanzar su objetivo, previo matrimonio con Will Ladislaw.

Sin embargo, el personaje de Dorothea tiene ya varias copias. Sin ir muy lejos: las dos heroínas en las que se basó Eliot para crearla: Antígona y Santa Teresa de Ávila.

Casaubon no sé si tenga copias. Y no sé si haya sido estudiado lo suficiente.

En Riverdale, el Village y arriba de Yonkers, 8 de mayo


Pol dice que me puedo demorar un poco con el comic. Sabe que los historietistas se toman su tiempo. Salman Rushdie escribe contando pedazos de vida, todos sabemos que la culpa de la mala leche de los londinenses es el clima, asi que Gibreel (Otelo), estrella de Bollywood y a la vez mensajero del profeta, transforma las calles de Londres en una vereda tropical. Chamcha (Iago) ha cambiado el acento anglo por los cachos del diablo, en fin: Todo se transforma. Todo cambia. El mundo same old same old? No no no.

Estamos en la 287 llegando a Port Chester, pero para Frances todo lo que sigue de Riverdale es Yonkers. Lomo fino, helado de piña en piña, jalea mixta. En el nuevo Acuario. Cuenta todo Chino, a ver, ya sale el Token. Pero en digital porque no hay plata, ve tu a saber a donde se fue el dinero. Ahora tengo que escribir la nota sobre Granta y terminar la historia para el curso de Yood.

Le muestro a la clase la fotocopia que me ha llegado, en el sobre con el membrete de la British Library: publicado por Amalia Elguera en The Listener, la legendaria revista de la BBC donde W.H. Auden publicara sus primeros poemas y Virginia Woolf, E.M.Foster, George Orwell y Bernard Shaw colaborararan con frecuencia. Comienza tomar sentido esta vida incompleta. Hay dos grabaciones en la British Library, pero es caro hacer las copias. Elguera lee con una famosa intelectualy periodista londinense.

Ayer hemos estacionado en Bedford Street, no fue dificil. Un sitiecito al lado de la bomba de agua en plena esquina de Commerce. Precioso atradecer en las callecitas del West Village que ahora que lo pienso tienen un airecito a Barranco pero con mejor cielo y mejor luz. Ha llegado el dinosaurio casi una hora tarde, su amigo ha empezado a sudar con un poquito de picante en el tacu tacu. El primer asiento confortable en el Pardos Chicken. Frances dice que la siguiente vez no nos sentamos hasta que nos aseguren el booth. Parece que hay que ir de cuatro a comer al Pardos. Maricucha para Frances, algarrobina para mi. Pisco sour y ensalada con pecanas dulces y bollos de ese pollito que tu me regalaste.

Dice el Mocano que los mexicanos saben bailar salsa. Celebraron todos el cinco de mayo pero la verdad que el barcito en Riverdale Avenue estaba bastante aburrido. Una Guiness y a dormir y el sabado a dormitar. Visiones sobre la mesa del Acuario. Pechos gigantes.

Le digo a Amparo mientras me corta el pelo que ayer Carlos estaba en el sueño presentándome «¿No conocés a las dos artistas?» Y enmedio del sueño las dos mujeres preciosas, sentadas sobre la cama del que antes era mi cuarto en Brooklyn, dando una explicación que al despertarme recordaba palabra por palabra, claro que ya no. Van a remodelar la parada de la 59 y los peluqueros se van a quedar varados por 6 meses. «Apunte mi teléfono, por si se le antoja cortarse el pelo antes».

El almuerzo en el Whole Foods, «Eso me pasa por ser tan mañosa», dice Maryneli. En Filadelfia hay una casita donde podemos ir. Y porfa: organicemos las semanas cortas-de lunes a miércoles- para ir de viaje. Kayaks sobre el Subaru ( o bicicletas), camping en la playa, paseos a Maine o trekking en los cerritos de los Adirondack.

En Middlemarch hay mucho que decir entre el doctor Lydgate y el millonario Bulstrode, al que se le ha muerto Raffles. Creo que George Eliot está apurando el paso, no hay muchas de sus frases brillantes. Middlemarch está empapelada con frases hermosas, brillantes, con la filósofa Eliot que habla sobre la vida, la muerte y el trabajo que dignifica o envilece al hombre. En The Great Tradition, Leavis habla de la gran influencia de George Eliot sobre Henry James. Si bien James pretenda que se la ha pasado por alto.

Middlemarch


George Eliot es considerada una de las mejores escritoras en lengua inglesa. FR Leavis la consideraba junto a Joseph Conrad, Henry James y Jane Austen uno de los cuatro mejores novelistas de Inglaterra.

Una de las ventajas de ser profesor en la universidad es que puedes pedirle libros gratis a la Norton. Este es el primero de los libros que me ha llegado, (con Moll Flanders, Howard’s End y The Decameron).

Acabo de pasar llegar a la pagina 100(Me faltan 400). Me gustan los comentarios intercalados de Eliot, como un narrador sabelotodo, al que le encanta dar opiniones y generalizar («todos sabemos lo que busca un joven doctor de provincia a los 27″,»a los hombres de provincia les gusta una mujer que sepa tocar el piano y que no abra mucho la boca», ese tipo de opiniones).

Se parece bastante a Austen. Me gusta la claridad y facilidad con la cual Eliot crea las diferentes voces de los personajes y sus descripciones de la clase burguesa del campo, con sus toneladas de prejuicios.

Por mi ventana, en la biblioteca de Cold Spring, se ve una casa de campo. Cold Spring es un pueblito como aquellos donde vivieron los personajes de Middlemarch, al lado del Hudson river, a una hora y quince minutos de New York City. Al frente del hotel, apenas cruzando el rio, se divisa la fortaleza del campo de entrenamiento militar de West Point. Ha amanecido nublado, los cerros, tapados por la neblina. Desayuno continental, cereal, dos tacitas de cafe, fruta fresca y bagels con queso Philadelphia. Volvemos a Middlemarch.

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