Si bien quienes defienden la ambición de William Carlos Williams de escribir un poema épico que utilice el habla de los Estados Unidos, han querido consagrarlo como el más norteamericano de los poetas del siglo XX; su poema Paterson consigue las mejores imágenes y versos en aquellas líneas donde se proyecta más allá de los bordes de su país.
Tras sus diatribas contra Pound y contra T.S Eliot, a quienes algunas veces calificó de decadentes europeos y de traidores who had run far and wide sniffing at the trees, barking their profundities to each other , el quinto libro de Paterson–que no constaba en la idea original y que Williams añadió en 1958–, es la recreación del River of Heaven (título del quinto libro en los manuscritos originales) y una mirada nueva a la Comedia de Dante.
Pound concibe sus Cantares como una versión universal de la Comedia, como la gesta de una tribu–la humana–que ha trascendido los bordes de Europa. Eliot abriga sus versos más luminosos con el aliento de Virgilio y de Dante. Williams, tras haber agotado su búsqueda de las musas entre las pulcras bibliotecas de los suburbios, da con ellas entre su maltratada colección de poesia clásica. Su quinto libro, con certeza, describe las impresiones del doctor Paterson saliendo del monótono infierno de Rutherford y entrando al Paraíso.
Estrella que termina la Comedia
Cabo suelto, anímame a subir
Sigue Dante enmedio del camino
Y trazando los mapas del Oriente,
Escribiendo Los Cantos desde el fuego,
El viejo Pound.
(Y anónima, se extiende, otra vez
Ante el poeta
La hoja pendiente.)
No puedo dormir. Cuantas veces me ha pasado eso y no me he puesto a escribir en el blog. ¿Mal síntoma?. Recuento: esta semana el concierto en el Lincoln Center fue fabuloso. Hoy empece a leer ¿Sueñan los androides con ovejas electricas? para el curso de The Literature and the Machine con Joseph. Me han fascinado los cuatro primeros capítulos, seguro que lo acabo para la clase del lunes.
El otro libro pendiente es Up from Slavery de Booker T. Washington. Me da flojera hasta abrirlo. Pero The Marrow of Tradition tambien me daba flojera abrirlo y no pude soltarlo hasta llegar a la última página. ¡Qué telenovela! Con intento de linchamiento y hasta Ku Kux Klan. He propuesto al profe un tema sobre los trenes y la segregacion pero no lo he seguido desarrollando. Quise escribir tambien algo más para mi disertación de Gentleman Brown y Lord Jim pero no he podido avanzar más de donde ya estaba.
El miércoles en la tarde comí con Patrizzia en el Cocoroco. Dos veces en Brooklyn en una misma semana. Todo un record. Me quedé con ganas de ir a Prospect Park pero nos cogió la lluvia y según el dicho español: Llueve, a casita ( o algo así, según la valenciana).
Mamadou quiere quedar para encontrarnos el martes. Ups, Stephen también. Me había olvidado. Sheppard quiere que le presente a la gente de Yini. A la reunión de Mamadou tal vez vaya Tuan y Francisco. Tengo que preparar una disertación (una sintesis en realidad, para una propuesta para un congreso en Austin). Le voy a pedir a Camilo asesoría, aunque tengo las ideas un poco más claras. Hoy pasé más de dos horas editando otra vez mi versión de Enterrando los muertos. Mi presentación en clase: The friendship of Ezra Pound and T.S. Eliot resultó mejor de lo que esperaba. Me aplaudieron dos veces y yo me sorprendí a mi mismo hablando muy fluidamente sobre ambos, sobre la edición de temas propios e impropios en La tierra baldía, sobre el mito, como método para darle coherencia al poema, sobre las divergencias entre ambos poetas pero su amistad a prueba de balas. Leí unos pedazos de la primera carta de Pound donde menciona a Eliot y el fragmento de Heart of Darkness que Eliot puso originalmente. Le conté a la clase lo divertido que resultó leer el panfleto escrito por Eliot (anónimamante), elogiando la figura de Ezra Pound (en 1917). El texto fue reproducido en el libro de ensayos de Eliot publicado después de su muerte.
Eligieron al Premio Nobel. Es un turco, del que no he leido nada. Encontré el disco de Cristi y le hice su carta. En Knollwood vi Arsenic and Old Lace La peli que me recomendó Doda, con Cary Grant. Me gustó ,pero no es el tipo de humor que prefiero.
Me quedo con las comedias de Billy Wilder. Ah, esta semana empecé otra vez a jugar tennis. Bueno, mas bien fue una práctica muuy ligera con Paola -que primera vez que agarra una raqueta-. Salió esta semana la edicion del Bronx Journal con la foto de Paola con asma en primera plana (la carátula que sale en este post es la penúltima). Estoy empezando a ir casi diario al gimnasio de Lehman. Dejé las clases de japonés porque me quitaban demasiado tiempo (Camilo tenía razón). La parte positiva es que al menos me familiaricé con los caracteres japoneses, los hiragana y los katakana…
El chifa de Flor de Mayo estuvo buenazo, también el tallarín saltado del lunes con Alejandra. Me escribe para decirme que gracias por la solidaridad. (¿Cuál solidaridad? Para eso están los amigos ¿No?)El viaje en auto hasta IKEA de NJ fue todo un periplo, no pensaba que la caja iba a entrar en el asiento. Nunca manejen con un sofá dentro del auto. Ale es una buena anfitriona: Los camarones con tallarines de esa noche estuvieron buenazos, igual la música de Sui Generis. Sigue siendo jodido manejar en Manhattan.
Nicolás cumplió 33 años. Parece que ya se puso de acuerdo para terminar el lienzo que le ofreció a Miki. Me llegó la nueva suscripción de Granta. Me contestó el e-mail el presidente del club Rinconada. Bastantes cosas para solo una semana.
Durante las ultimas dos semanas he estado bosquejando esta reseña sobre el libro de poemas de Jorge Wiesse . El jueves envíe el artículo a Hueso Húmero y Abelardo Oquendo aprobó su inclusión en la revista de diciembre.
Me ha costado mucho trabajo y he recibido orientación de Camilo y ayuda del propio Wiesse cuyo artículo publicado en Hueso Humero 38 más o menos delineaba los objetivos de su poemario.
Acá transcribo la reseña:
Las máscaras y los nortes del último copista
UIises Gonzales
Vigilia de los sentidos es el primer poemario de Jorge
Wiesse. Consta de dos partes. En la primera, titulada
“Personæ”, Wiesse ha juntado 26 poemas, en su mayoría
sonetos. La segunda, titulada “Nortes”, comprende
siete composiciones de distinto metro, agrupadas por
temas, que aluden a distintas zonas geográficas
(«Apuntes toscanos», «Diario romano» o «Lima»). La
primera parte es producto de la intensa relectura de
la Comedia y al mismo tiempo es un homenaje a Dante,
la segunda es un tributo al territorio de la infancia,
los amigos y la familia. Según el autor, tanto la
Comedia como un viaje de retorno al norte peruano de
su niñez fueron las causas de estos poemas. Al final
del libro se incluye una sección de «Deudas
advertidas», casi siete páginas en la que Wiesse
detalla las diversas fuentes de inspiración de sus
versos. Vigilia de los sentidos es el primer libro de
una trilogía de cien poemas –como son cien los cantos
de la Comedia– cuyo título alude a una frase
pronunciada por Odiseo al descender al Purgatorio en
una escena figurada por Dante.
Vigilia de los sentidos es una respuesta a Dante en la
línea de la teoría de la crítica responsable de George
Steiner. Según Steiner, la mejor respuesta posible a
una obra artística es otra obra artística. De la
Comedia, Wiesse ha tomado: una línea declamada por
Ulises en el Canto XXVI del Infierno: «questa tanto
picciola vigilia d’i nostri sensi», un epígrafe al
principio de «Nortes», algunas escenas (como la de
Odiseo) y un personaje (Pia dei Tolomei). Pero lo más
importante ha sido la apropiación del estilo de Dante.
Borges decía que una de las principales marcas del
estilo dantesco era la capacidad para retratar
personajes con la mínima cantidad de palabras posible.
Al interrogar a Dante, Wiesse solo pretendía conocerlo
mejor, pero al apropiarse del estilo ya todo era
posible. Es como aquella aventura imaginada por Neil
Gaiman en The Sandman, en la que un escritor compra
como esclava a Calíope. Al tener a la musa de la épica
consigo, el escritor empieza a pensar con la magnitud
de Homero.
Varias máscaras con las que se ha confrontado Wiesse a
lo largo de su vida –al menos las que más lo han
conmovido– están detalladas en la primera parte de su
libro: “Personæ”. Wiesse convoca en el título y en la
ambición a Pound. Al igual que el viejo Ezra, escoge
sus personajes dentro del universo de los clásicos y
los hace hablar. Así imagina las palabras de la
hermana de Antígona, que en los exteriores del palacio
real de Tebas proclama las penas de su trágica
cobardía en «Lamento de Ismene»:
Paz, paz y aquellas sospechas violentas
Con que el tirano en confundir insiste
Mi cobarde lucidez y mi pena
Estéril? ¡Ah cabecita! Tú sigues
Serena en la eternidad del gran gesto
Mientras yo quedo amasando en los hornos
El pan oscuro de la vida. Muertos
Ya mi afán y mi linaje le robo
Al silencio estas voces y regreso
A mi papel: a lo blanco, a lo anónimo.
Wiesse resucita la voz de Ismene como si se tratase de
uno de los personajes de Lee Masters en el cementerio
de Spoon River, aludiendo a imágenes de Sófocles, pero
robándole líneas a Vallejo («yo que me quedo amasando
en los hornos, el pan oscuro de la vida»). En otro de
estos sonetos («A Grete») Wiesse imagina el discurso
de la cucaracha que se arrastra mientras deja en el
suelo la grosera marca de su baba e intenta recrear la
voz sibilante del metamorfoseado Gregorio Samsa
invocando a su hermana:
Supuro sanies, sanguaza y saliva
Saburrosa– y un siseo sinuoso
que sale de mi sámago y es zonzo
Socolor, sucia sanguaraña cíclica.
Solo esta soflama, ya sibilina,
Te silbo: Será mi serga el solo
Serpeo con que el sanedrín silvoso
Me sancionó, y tu seca sevicia.
Wiesse utiliza los clásicos para generar cruces
intertextuales, a los que enriquece con sus
experiencias con la música, el teatro, la ópera, el
cine, el ballet, la fotografía y la pintura. En este
proceso de contaminación, el texto original se
enriquece con lecturas posteriores, a la manera de los
copistas medievales que iban agregando notas al margen
a sus nuevas copias. Ha escrito Wiesse que su mayor
goce como artista, «su epifanía lírica», la encuentra
en el momento en que los textos se contaminan (“Dante
y yo. Del fuego a las cenizas”, Hueso Húmero 38).
Agreguemos que los epígrafes funcionan en este libro
como claves del proceso de contaminatio. Son una
invitación al lector, quien conociendo los textos
utilizados para el cruce intertextual puede disfrutar
del proceso creativo. Como en el poema «Balcón de
Julieta», en el cual Pedro Salinas, Sergei Prokofiev y
los bailarines Alessandra Ferri y Wayne Eagling leen
el texto de Shakespeare y lo interpretan. En este
poema es Wiesse, imaginándose como el último copista,
quien fusiona las sensibilidades únicas del teatro, la
música y la danza y las moldea para que encajen en la
perfecta arquitectura de su soneto:
Vamos en luz buscando nuestra ruta
Por la región del aire. Confundidos,
Se sumen los neblíes; y la luna,
Perpleja, retira sus rayos fríos.
Atrás quedan la noche, las historias,
Los nombres. Sólo tú y yo, horizontes
Finales de nosotros mismos, formas
De unos sones que lucen bien sus goces.
Somos el blanco y la flecha y el arco
Y el ojo; somos la piel y los pulsos;
Somos los cuerpos que el viento calzaron
A sí; somos este aquí y su futuro…
Vendrá el silencio a reclamar su cuota:
Y se hará la música que nos nombra.
Si bien en “Nortes”, la segunda parte del libro, las
referencias a otras obras artísticas no son tan
abundantes como en “Personæ”, el esplendor y la
riqueza de la literatura se manifiestan en la idea
magnífica que los agrupa: en “Nortes” Wiesse se ha
transfigurado en el marinero griego que vuelve a casa
tras muchos años, cubierto de nostalgia, para
narrarnos sus viajes. Pero este viajero, diestro en el
uso de la lengua, carga consigo el don del estilo
dantesco. Para este juego de personajes
desenvolviéndose en tiempos y geografías distintos
resulta más que apropiado el epígrafe de Borges al
principio de “Nortes”: «…Esa Ítaca de verde
eternidad…»
En “Nortes” hay referencias peruanas e italianas. Las
italianas están agrupadas en «Roma» y en «Apuntes
toscanos», donde se perciben las escenas más
románticas (caminatas por Roma, sensaciones eróticas
al lado de las fuentes romanas o bajo la sombra de las
colosales estatuas y monumentos). Las referencias
peruanas tienen que ver con el norte del país, a
excepción de «Lima». El norte peruano es
reinterpretado y contaminado a través de los poetas
que Wiesse admira. Como «Puquio de Sausalito», que se
declama con el tono elegíaco de Whitman (“Me llaman
por él, por él te invoco”) aunque en una de sus líneas
aparezca Machado (“crepúsculos sucios”) coloreado con
los nombres autóctonos de plantas y de parajes
baldíos. Con préstamos y datos autobiográficos Wiesse
escribe estas bellísmas líneas:
Mis nortes son siempre regresos
A la tierra nunca bien habitada
En que los desiertos sueñan
Con prados verdes
Donde el rumor del agua
Resuena en el gorjeo del pájaro
Y donde los sauces, los guarangos y los algarrobos
Filtran la luz de lo definitivo.
Toro de puquios y de huacas,
Dragón de papel y melancolía,
Ángel de raídas Huamanzañas,
Te he abrazado en ese confuso paraíso:
Se han apagado los crepúsculos sucios
Y me he llenado de auroras
En El canon cccidental Harold Bloom declara que uno de los motivos para elaborar un canon es la necesidad de concentrarse en la relectura de ciertas obras literarias ante la imposibilidad de leerlas todas. El apéndice “Deudas advertidas”, donde se encuentran creadores tan distintos como Mozart, Yourcenar, Fellini, Dinesen, Vallejo o Watanabe, es también un canon propio y a la vez una invitación del autor a compartir su universo lúdico, germen de este libro de versos que por su ambición y complejidad sitúa a Wiesse en la sagrada y breve línea de los poetas trascendentes.
Carátula del poemario Vigilia de los sentidos, Lima 2005
Vigilia de los sentidos. Editorial Laberintos, Lima,
2005. 107 pp.