Silaca

El pozo se alimenta con un chorro, es más sequedad que pozo, es agujero

Queda al final del camino, arrastrando los pies,

Para allá marcha mi abuela, convencida del poder curativo de la sal

Se mete una sopada, que equivale a sentarse y a mirar

El mar.

 

Allí crecí

Paciencia y silencio de un balneario sin arena

Tumbándome sobre la piedra plana y esperando

La llegada de una ola implacable

¡Ducha ducha!

Niños que buscan piedras redondas y planas mientras aprenden el secreto de las orillas

Cerros con narigones mirándonos

Por esa tierra rojiza que luce tan bien en mis pies de niño descalzo

 

Al fondo, los lobos

Muy cerca uno de otro, soy lobo tú eres loba

Hagamos lobitos.

Descansando, echándose panzazos, en el agua de Silaca.

 

Una sopada en el Pozo de las Viejas, luego armar las trenzas, volver a la casa

Encender las brasas y calentar la olla

¿Caldo de locas?¿Sudado de lapas?

 

Entre sus muslos blancos y arrugados,

En ese pozo

Cruzó un pez color pez (nada extraordinario).

Creó el reflejo de sí mismo

Y escapó con el siguiente chorro.

 

Un camino ascendente entre las rocas ingeniosas

Ropas mojadas, calor, la brisa que traen los pájaros que vuelan pronto

Lejos del pozo

En un pueblo de mar.