Jerome Robbins era un genio. Fue un compositor y coreógrafo prolífico: West Side Story, Fiddler on the Roof, Gipsy; por nombrar sus obras más famosas.
El momento negro fue su colaboración con el comité anticomunista del Congreso. Quienes lo conocieron, afirman que el remordimiento lo torturó hasta el día de su muerte, en 1998.
Las coreografías que compuso y dirigió para el New York City Ballet (NYCB) fueron también generosas, y en algunos casos extremadamente entretenidas. Tal es el caso de The Concert (or The Perils of Everybody), considerado por muchos como el ballet más divertido de todos los tiempos.
The Concert, fue el tercer ballet que nos tocó presenciar anoche, parte de un trio compuesto por Robbins utilizando música de Chopin: Definitive Chopin.
Una de mis mejores experiencias en el Lincoln Center.