Mírala serio, mátala con tu ceño fruncido
Ay francesa qué linda que estás, déjame decirte
Un verso, dos, tres,
Déjame besar tus sienes, oh sí sí
¿Y Ése, ése? –¿Será tu novio?
¡No les entiendo nada!
¡No lo mires, no le hagas caso!
¿De qué te hablará?
Mira este librito de Rimbaud que te he traido rubia
Léamoslo juntos.
Y esta poetita de anoche ¿Cómo es que se llamaba?
Pero si ya me le estaba acercando bonito, bonito
Y luego no sé que pasó, se me borró todo.
No puedes seguir tomando tanto camarada
Así no vas a conocer a nadie en esta ciudad
Así vas a seguir solo y con hambre
Que mala combinación para un poeta.
Ahora se me acabó el pan con mantequilla ¡Pero qué hambre¡
Lo despide al tipo, se va el tipo, bien, bien
¡A su casa, que se masturbe!
Mira esa nariz ñata, ¡Mon Dieu!
No tiene este monumento aguileño, no
¡Qué va! ¡Mírame rubia! Aquí, acá, en esta mesa
No, no te voy a sonreir
Si quieres saber más de mí
Ven siéntate conmigo
A ver mírame otra vez
Déjame que te hable de mis cóndores,
Pero como me mira con odio ese mesero: «Estos artistas».
Pero a tí nadie te va a mirar, insulso garzon,
Ya quisieras ser poeta,
Caminar con nosotros,
Bebiendo de la misma botella
Que Pablo te haga este retratito,
¿Me veo bien en él no?
Te lo enseño si vienes, francesita.
Estoy seguro que te mueres de ganas de venir
Puedo seguir aquí esperandote un ratito más
(No tengo hambre tripas, no tengo hambre…)
Que me acomodo el entrecejo fruncido
Que me acomodo el sombrero, el saco, la corbata,
Ya quisieras que te mire a ti garzon
¡Uy! Aquí viene ella. ¡Uy, viene a mi mesa!
Dale hombre, no le sonrías hasta que se siente, tú mátala callando:
–“Bonjour jolie mademoiselle, sil vu plé, aselle vú!”