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No desvanezcas Virginia,
las flores encarnadas que buscabas
las trae Dromio para la cena

Se ha de celebrar clausurando Villa
la bondad animosa de la pareja feliz
Y la música de fondo: «el plomo, el plomo!»

Cenaremos con los astutos pies enfundados
y la cabeza en tierras lejanas
Mientras Marlowe con las manos engrasadas
devora el pellejito.

Marcharemos silenciosos
hacia la fábula
de la cena amarilla.

Se puede venir enseguida
a tirar la puerta bajo el puente de Aviación
al fin y al cabo solo era Susana
de noche con su guitarra.

Apaella,
sufrir la pampa y la puna
nada temes si nada debes
mas si debes una libra de tu carne
deberias de temer

Los pezones cristalinos, la boca en corolario
y el timido panzazo del pesebre
oxidado, extenuado como una pajita enorme
en el ojo ajeno

No amarte es peligroso
es buscar con los pies atados
es caer descerebrado
apanarse uno mismo
en procesión de octubre

Líbranos señor
de todos los males
apapuchanos esta noche
¡Danos libertad! ¡Danos poder!
Ya tú sabes.