Withnail and I
Originally uploaded by Ulises Gonzales.

Con todo respeto, parafraseando a los mejores críticos de Nueva York, puedo decir: Whitnail and I es, de lejos, el mejor filme del 2005. Claro, el 2005 empezó hace solo 4 días, pero en ese detalle está toda la gracia.

El 4 de enero ha terminado de una manera feliz: Regreso del restaurante Máncora, con un pisco sour encima y varias cervezas despachadas previamente en un pub de la calle Bergen, en Carroll Gardens, con Erick y Miki. La cuenta bordeaba los 90 dólares, con la propina. Pero estuvo bastante bueno. No me he movido de casa más que para dejar un sobre del Graduate Center en la oficina de correos de la 34 con la 8va, directo a Lima.

He despertado tarde, preparado para ver una peli supuestamente buena, recomendada por Paul Willis en la cena del 25 de diciembre: Whitnail and I es un filme clásico. Las conversaciones son impresionantes, las escenas inolvidables. Una tras otra, cada cual mejor que la anterior. «We’ve gone on holiday by mistake», » I felt unusual», «I demand to have some booze!», «I want the finest wines available to humanity»,» Officer..I only had a few ales». Todas frases inmortales. El director, Bruce Robinson, escribe la historia pensando en adolescencia: un departamento tugurizado de Camdem Town en Londres, en 1969. Meses antes del final de una década prodigiosa.

Robinson escribe la historia con sus memorias. Y crea los personajes basados en sujetos que frecuentaban su departamento en Camdem. Danny, «el dealer», es uno de los mejores personajes del cine cómico británico. Su Camberwell Carrot, tiene que ocupar un lugar de privilegio entre la parafernalia de un período desvanecido. Paul McGann como Marwood y Richard Grant como Whitnail igualmente, consiguen con este filme su lugar de honor en el British Cinema. Ahora recuerdo las escenas en la casa de campo, el enfrentamiento con el toro, la persecución del hombre del tractor, donde Whitnail declara que se encuentran de vacaciones «por error». La escena en el dormitorio cuando Marwood debe decir que es homosexual para escapar del libidinoso Monty, el desconcierto frente a la pila de platos sucios en la cocina, la llegada de Danny y su suave filosofia marihuanera con el porro gigantesco.

Y para terminar la jornada: los mails de Sarah. Toda su belleza, su idioma, su lengua clara, en dos cartitas preciosas. Debo agregar que Jessica ha escrito igualmente para disculparse. En Lima el Gordito esta ya internado y parece que bien. Al menos bajo cuidados intensivos, estable y animado. ¡Qué susto al final del 2004! Parece que éste año viene mejor.  Me voy a ir a dormir pensando en la Roja, En su sonrisa. en sus labios. Ella sostiene que sigue loca. Acá tal vez vale la pena parafrasear a Mendieta, el fiel amigo de Inodoro Pereyra: «Criaturita de Dios».